martes, 5 de febrero de 2013

"Cielos de barro", de Dulce Chacón: de aquellos barros, estos lodos











Ficha técnica:


Título: Cielos de barro             Autor: Dulce Chacón Editorial: Planeta DeAgostini                                            Género: novela, narrativa contemporánea     Páginas: 304
Publicación:  2000      ISBN:  8439590105

Sinopsis (editorial):


  El inspector encargado de resolver el caso de una matanza en la casa señorial de un cortijo extremeño cree haber encontrado al culpable. Sin embargo, un viejo alfarero, con una voz personalísima, pone en duda las sospechas del inspector y procede a desgranar las razones. En paralelo, un narrador en tercera persona se remonta a los orígenes trágicos de este drama actual, hasta que ambos relatos se funden para desvelar la verdad oculta. Ganadora del Premio Azorín 2000, esta obra ha recibido encendidos elogios por parte de la crítica.
   Solemos hablar mucho del comienzo de los libros, de si nos atrapan, nos convencen, nos invitan a seguir leyendo... Pero hablamos poco de los finales, de las frases que cierran un libro. Yo no suelo empezar los libros por el final, ni leer el último párrafo antes de acabarlo (me llevé unos buenos chascos en su momento y decidí no sabotearme las novelas a mí misma), ni dejo sin leer el último párrafo de un libro (el otro día conocí a una chica que nunca jamás leía el último párrafo de ningún libro) pero sí me gusta que las últimas oraciones de una novela sean tan buenas como las primeras. Me da la sensación de que el libro es redondo, de que empieza bien y acaba bien, aunque desde el punto de vista del contenido no lo haga. A Cielos de barro le pasa precisamente eso: es un libro redondo. Empieza con un párrafo muy gráfico y sugerente ("Vino de noche. Dijo que regresaba para morir" y el resto puedes verlo en el BBF que le dediqué) y acaba con una frase que resumen a la perfección todo lo acontecido a lo largo de la novela, su estilo literario y la personalidad de uno de los narradores principales, don Antonio. Dirigiéndose a su mujer ya fallecida, le dice: "Meloncina, tú que tienes a Dios a mano, podrías preguntarle por qué hace las cosas tan malamente". No se puede acabar mejor. La frase hace justicia al libro pero, además, ahonda en una de las preguntas que muchas veces todos nos hacemos. Magnífica guinda para un pastel delicioso.
   Ya he hablado varias veces en este blog (aquí, aquí y aquí) de lo mucho que me gusta Dulce Chacón, de su personalísimo estilo literario, de su manera de contar las cosas, de que es imposible no leerla con el corazón en un puño, de que transmite belleza, ternura y angustia al mismo tiempo, de que sus obras siempre van más allá de la historia que cuenta. Esta novela no ha hecho más que apuntalar mi opinión sobre una gran escritora y hacerme sentir aún más tristeza por que falleciera tan pronto y nos dejara huérfanos de una gran literatura tan temprano.
   Porque Cielos de barro cuenta una historia de las que hacen reflexionar. Una historia de ricos y pobres, de señoritos y criados, de superioridad económica y superioridad moral, de heridas sin cicatrizar y de cicatrices que siguen causando heridas, algunas de ellas mortales. Una historia de venganzas y traiciones con la Guerra Civil y la posguerra como telón de fondo.
   Esta historia de contrastes y oposiciones no podía estar contada más que con una estructura y una distribución temporal de los acontecimientos que dejen bien claro esa divergencia. Así, Dulce Chacón va alternando en cada capítulo la narración en tercera persona de los sucesos que, en los albores de la Guerra Civil, dieron origen a la matanza ocurrida en el tiempo presente con la narración en segunda persona de don Antonio, el abuelo del principal sospechoso de los asesinatos, quien defiende a su nieto ante el comisario que investiga el caso. Dos tiempos diferenciados pero unidos (causas y consecuencias) y dos narraciones claramente distintas pero que ayudan a componer la verdad de la historia.
   De las dos narraciones, la más singular es la de Antonio, don Antonio, como a él le gusta que le llamen. Lo es porque habla en segunda persona al comisario pero Chacón no transcribe el diálogo en sí, sino sólo los parlamentos del abuelo, de modo que, al final, la lectura se convierte en un monólogo en el que Antonio va desgranando su vida ante el policía, reflexionando sobre los dramas del presente que hunden sus raíces en el pasado. La autora sólo hace referencia al caso concreto de la matanza en el cortijo, la Guerra Civil sólo es utilizada como trasfondo histórico, la rencilla que da lugar a la matanza no tiene que ver con lo ideológico, sino con el ejercicio de la fuerza por parte de quien es favorecido por el dinero frente a quien no lo es. Pero es fácil pensar en una reflexión más general, en un análisis menos personal y más histórico basándonos en esa misma idea.
   Ese diálogo cojo, ese monólogo en el que Chacón omite las respuestas del comisario, hace que el peso de la reflexión policial, de la lógica previa a los asesinatos, recaiga en el propio Antonio. Es él el que va dando cuerpo a la teoría que explique lo ocurrido ante un comisario que se limita prácticamente a escuchar. Ser escuchado, justo lo que Antonio necesita para paliar su soledad, como tantos otros ancianos. Por eso, la autora le da una voz protagonista, para que el lector también preste oídos a lo que dice, para que el lector también reste soledad a la vida de Antonio.
   Además, más allá del contenido de las palabras de don Antonio, de su aplastante lógica, su conocimiento de las causas, su capacidad para responder las preguntas del presente y poner en bandeja la resolución del caso al comisario, Dulce Chacón quiso dotar al abuelo del sospechoso de la voz de la tierra, la voz del campo, la voz de los pueblos. Así, Antonio habla en un lenguaje popular, lleno de muletillas propias de la zona en la que vive, algunas incorrecciones gramaticales o léxicas, con un tono cercano y dicharachero, un tono que casi casi se escucha, que te permite ver a ese anciano tan fabuloso con tus propios ojos. Es el mismo lenguaje que utilizan las criadas en la parte narrada en tercera persona, una forma de rescatar, literariamente, el habla de una zona y de un tiempo, el habla de una clase social de la que no suele quedar constancia literaria, una manera de dignificar el lenguaje popular, sus giros, sus expresiones, sus errores, su ternura, su ligazón con lo que somos, su autenticidad.
   Entre don Antonio y el comisario se establece también una dinámica de contrastes. Don Antonio es la ignorancia frente a la formación del policía, es el arraigo a la tierra frente al recién llegado, es la tradición frente a la modernidad, el campo frente a la ciudad, el pasado frente al presente, la sabiduría del hacer y del tiempo frente a los conocimientos de los libros y la educación. A pesar de ser un personaje mudo, le conocemos perfectamente gracias a las réplicas de don Antonio, a su desconfianza primera, a su amistad posterior, a la capacidad de escucharle de la que hace gala. Antonio es la boca y el comisario es la oreja. 
   Los capítulos de Antonio son, para mí, la parte más original, más entrañable y con más valor literario de la novela. Pero la narración en tercera persona también está llena de personajes a los que querer y de ese maravilloso lenguaje popular y cuenta una historia repleta de recovecos y causas y consecuencias. E incluye ese guiño a Fortuna y Jacinta, esa Jacinta que aquí se llama Victoria a la que el afán por ser madre acaba cegando, echando más leña al fuego que arde, llevando las pasiones y rencores a su punto de ebullición, hasta que la olla explota por los aires. 
  Una novela magnífica, redonda en contenido, estructura y estilo. Una joya para disfrutar y reflexionar. Un drama de poderosos y gentes sencillas en el que el principio de la novela es el final de la historia. 
   Nos seguimos leyendo.
  

   Incluyo este libro en los siguientes retos: 
- Reto 13.000 páginas: 304/13.000
- Reto Genérico: lo he incluido en la categoría "sagas familiares".
- Desafío100 libros: 6/100
- Reto Sumando: 15/2013                                    - Reto En Femenino: 4/15                                    - Reto autores de la A a la Z: CH                             - Reto 12 meses 12 libros: 1/12 (es el libro correspondiente a enero. Se me ha pasado y publico la reseña en febrero, pero a partir de ahora trataré de publicar cada reseña en su mes correspondiente)
- Reto 25 españoles: 5/25                                    Y no es propiamente una novela negra, pero sí es una novela criminal, por lo que la incluyo en el mes temático de Kayena.
 

19 comentarios:

  1. Me gusta lo que cuentas, no descarto para nada su lectura, porque además me gustó mucho la novela suya que leí y tengo ganas de leer más cosas de Dulce Chacón. Un beso.

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  2. Este libro lo leí el pasado año y me encantó.Dulce Chacón es una de mis autoras españolas favoritas.
    Besos

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    1. También es una de mis favoritas. Lástima que se nos fuera tan pronto...
      Besos

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  3. Pues si te ha entusiasmado tantísimo, no tengo más que apuntármela. ¿Te puedes creer que aún no me he estrenado con Dulce Chacón?

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    1. Muy pero que muy fatal. Yo creo que te va a encantar. ¡Anímate!!
      Besos

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  4. Una vez más nos tientas con tu recomendación a Dulce Chacón! Yo, por fin me estreno con ella este mes, así que ya te contaré!
    Muchas gracias por tu estupenda reseña!
    Besos

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    1. Deseando estoy que te pongas con ella y que me cuentes qué te parece.
      Besos

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  5. ¡Pedaaaazo de reseña! Y esta vez no me tientas porque ya la leí. Pero no descarto volver a leerla, que como bien dices, es una novela absolutamente redonda.
    Besotes!!!

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  6. Lo tengo en casa ya!!!
    A ver cuándo ataco, que lo que he leído de esta mujer me ha encantado =)

    Besotes

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    1. ¡¡Venga!! ¡¡Hazle sitio ya!!! Se lee muy bien y te va a encantar.
      Besos

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  7. Me gusta Dulce Chacón. Me enganché a ella con La voz dormida que me encantó pero creo que no la he vuelto a leer más. A ver si pillo este libro. Gracias, besines.

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    1. La verdad es que a mí me ha gustado todo lo que he leído. Algunas cosas más que otras, pero en general, todo genial!
      Besos

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  8. Ufff, hace unos días la tuve entre mis manos, dudé si comprarla o no (no por la calidad de la autora, ni mucho menos), pero me pudo el pensar lo que tenía en casa esperándome. Pero ahora has conseguido que mis "principios" se tambaleen y tengo unas ganas locas de leerla.

    Un beso.

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  9. De esta autora solo he leído La voz dormida, que me encantó. Así que me anoto esta otra.
    Besos.

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  10. Sí, escribo 5 años después de tu magnífica reseña. Acabo de descubrir tu blog, curiosamente lo encontré buscando respuesta a la frase final del libro. Por lo que escribes entiendo que a ambas nos "conmocionó", por llamarlo de alguna manera, el modo de cerrar el círculo.
    Gracias y creo que me quedo por aquí, leyendo tus reseñas.

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