lunes, 5 de septiembre de 2016

"En un rincón del alma", de Antonia J. Corrales: una novela llena de sentimientos

http://www.edicionesb.com/catalogo/autor/antonia-j-corrales/934/libro/en-un-rincon-del-alma_2471.html


Título: En un rincón del alma
Autora: Antonia J. Corrales
Editorial: Ediciones B
Género: novela contemporánea, romántica
Páginas: 208
Publicación: 2012
ISBN: 978-84-15420-23-1

  Cuando goza de lo que para muchas personas sería una situación privilegiada (buen estatus económico y social, hijos mayores e independientes), Jimena se siente más sola que nunca.
   Su vida ha pasado como un destello de luz ante sus ojos, sin darle tiempo a vivir, a sentir o ser la persona que en realidad es. Es entonces cuando toma consciencia de que es una desconocida para los suyos, que ha pasado lo mejor de su vida viviendo la vida de los que amaba, sin vivir la suya propia.
  La infidelidad de su marido, la pérdida de una de sus amigas y la «marcha» de su amante, la llevarán a replantearse muchos valores e ideales y retomar las riendas de su presente.
  Hacía tiempo que quería leer esta novela que llevo tantos años viendo pulular por las redes, Amazon y la blogosfera. Y no sé si ha sido por tener las expectativas tan altas, porque no he acabado de comprender el significado global, el mensaje último, que la autora nos quiere hacer llegar o porque no comparto visión del mundo con las protagonistas... pero el caso es que me ha dejado sensaciones contradictorias. Voy a ver si me aclaro con ellas.
   Lo primero que hay que decir es que la novela se lee muy bien. Y ello, por dos razones: el texto fluye (aunque es verdad que se nota que es la primera novela de la autora y a veces tiene expresiones que, para mí, rompen esa fluidez) y los capítulos son muy cortos. 
   Además, la propia historia en sí (y cómo está tramada) también consiguen que leas la novela casi enterarte: el prólogo sirve para despertar la curiosidad el lector (sobre todo, porque lo vas entiendo a medida que vas leyendo y, sobre todo, al final, con lo cual no dejas de pensar en qué está pasando) y durante el texto se van avanzando pequeñas sensaciones de lo que va a ocurrir que van generando en ti la necesidad de continuar, de averiguar, de saber.
   Hay un personaje principal, Jimena, y dos personajes con fuerza suficiente como para aparecer entre los principales: las dos amigas de esta, Sheela y Remedios (Reme). De las tres, Sheela es la que más me ha gustado y la que menos aparece, aunque su peso es fundamental para la trama. Me hubiera encantado conocer más detalles sobre ella y, sobre todo, entenderla... porque no lo he hecho.
    Creo que el verdadero tema de esta novela es la amistad entre estos tres personajes y la reflexión sobre cómo siempre se nos habla del amor, de buscar a tu media naranja, del príncipe azul... pero nunca se nos anima a tener buenas amigas, fieles, leales, cariñosas y que te hagan feliz. Y aquí queda demostrado que eso vale casi tanto como el amor. O más, incluso, en determinadas ocasiones.
    Me ha gustado este enfoque porque en demasiadas ocasiones se nos dice que las mujeres no podemos ser amigas o no podemos trabajar juntas porque somos competitivas, celosas, envidiosas... Y creo que es un error (además de, por cierto, una manera de mantenernos separadas y casi enfrentadas las unas con las otras o, por lo menos, que nos cueste confiar en otras mujeres. Divide y vencerás, ya sabes). Creo que las mujeres tenemos tanto en común, tanto en la forma de ver el mundo como de sentirlo, que la amistad con otras mujeres no es comparable a nada. Y es muy muy satisfactoria.
    Lo que no me ha gustado tanto es cómo se nos presenta a estas mujeres, qué hacen en el momento en que las conocemos: básicamente, subsistir. Son tres mujeres acomodadas en lo económico pero tremendamente infelices en sus relaciones maritales (infidelidades, falta de cariño, soledad, incluso, maltrato). Mi pregunta es obvia: ¿qué narices hacen ahí, entonces? Y es lo que no he acabado de entender de la novela, por qué no rompen, por qué no salen de esa infelicidad. ¿Por cobardía? ¿Por inercia? ¿Por rutina? ¿Por el poder del dinero y la estabilidad? Remedios y Sheela por amor, lo sé... ¿pero cómo se puede amar a alguien como sus maridos? O, lo que es peor, ¿cómo se puede anteponer un amor tan tóxico como ese a una misma? No lo entiendo.
    La única explicación que se me ocurre, sobre todo para el caso de Jimena, es que ni siquiera ella se haya dado cuenta de su infelicidad, de su vida gris, de lo anodino de sus días, de que sus sueños se está consumiendo tan deprisa como su propia existencia. Pero no sé si esa razón es suficiente para sostener tantos años de desilusión y monotonía. Creo que es verdad que hay mujeres (y hombres) que, tristemente, viven así, que dejan que los días pasen, que la vida se consuma, que no le piden más, que no toman las riendas de su existencia... pero me cuesta comprender esa actitud vital.
    Y tampoco comparto lo único que hace que Jimena rompa con esa situación: el amor. El amor encontrado y fallido o la esperanza de un nuevo amor que caliente la sangre de nuestras venas. Ninguno de los dos me vale. Creo que el amor no nos salva de nada, no nos transforma, no es una revelación. Al menos por sí mismo. Creo que el poder del cambio está en uno mismo. Y sí, hay personas (parejas pero también amigos) que tienen el poder para detonar ese cambio, pero para mí son solo la chispa que encienden el motor, no el motor. El motor eres tú y solo tú tienes la capacidad para cambiar tu vida. Si dejas en manos de los demás el motor de tu vida... mal vamos. Y eso es lo que no acabo de entender de esta novela, que las tres mujeres dejen que su vida se mueva por inercia o por amores tóxicos.
   Y, encima, si tenemos en cuenta el final, pudiera parecer que el mensaje es: no te salgas de la rutina que no trae nada bueno. Así que, ya digo, o no lo he entendido bien o no comparto para nada esta visión de la pareja y de una misma.
    Sí que me ha gustado que se haya elegido el género epistolar para hacernos llegar esta historia (las cartas de Jimena a su madre, tan llenas de reproches y de, hasta cierto punto, conformismo por las carencias y la vida que llevaron), como también me ha encantado el tono general de la obra: melancólico, de confesión y casi íntimo, como si tuvieras a Jimena al lado contándote su gris vida.
    Y también me ha gustado mucho el simbolismo del paraguas rojo y su tremenda fuerza. Un buen emblema para toda la novela y, creo que por extensión, ya para toda la carrera de la autora.
      Así pues, me he quedado un poco a medias con esta novela que sé que a mucha gente ha enamorado (y tiene elementos para hacerlo) pero que, o yo no he sabido leer en la correcta dirección o con la que no comparto enfoque vital.     
     Nos seguimos leyendo.
   Incluyo este libro en los siguientes retos:
  •  Reto 100 libros: 82/100

3 comentarios:

  1. Quizás siguen ahí porque irse implica en cierta medida, reconocer ante los demás que han fracasado. Que su vida no es perfecta. Que esa imagen de felicidad y perfección es mentira. O por simple rutina. Más vale malo conocido... Me gustó conocer a Jimena. Reconozco que al principio me costó meterme en esta historia, pero luego el personaje de Jimena me conquistó.
    Besotes!!!

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  2. ¡Hola Lidia!! Veo que la novela no ha terminado de emocionarte. La verdad es que la tenía en mente desde hace tiempo, como tú.
    Ya veremos cuando me decido a leerla
    Besos

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  3. Estoy pendiente de que me lo presten, tengo ganas de leerlo =)

    Besotes

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