lunes, 3 de septiembre de 2012

Patitos feos y cisnes

He tomado la imagen de aquí
    Los feos (lo sean mucho o poco) no suelen ser protagonistas de películas ni series de televisión. Si son chicas, ni siquiera pueden presentar informativos o conducir programas televisivos. Si son ministras, alcaldesas, presidentas de comunidad, presidentas de bancos o cualquier otro cargo público, su fealdad será argumento para denostar su actuación. ¿Por ser feas son peores profesionales? No veo razón, pero ¿quién no ha oído algún comentario, o lo que es peor, no ha leído algún artículo o columna de opinión, criticando a un personaje público femenino por su aspecto físico? No creo que a estas alturas de la evolución humana tuvieran que seguir ocurriendo cosas como estas, pero lo cierto es que parece que el mayor acceso de la mujer a la vida pública no ha hecho sino multiplicar este tipo de actitudes.
    En la literatura, el cine o las series, el feo suele ser el hazmerreír, el bufón, el blanco de todas las crueldades, la figura del donaire del teatro del Siglo de Oro. Son presa fácil. Hasta cuando son protagonistas, suelen ser motivo de mofa. Y si lo son, al final, tendrán que reconvertirse, moldearse, cambiar hasta ser medianamente soportables, como en el caso de todas las Bettys y Beas habidas por haber. Es lo mismo que ocurre con esos programas de transformación personal. Desde aquel Patito feo que presentó Ana Obregón a todos los inventados por los estadounidenses, se busca convertir el cuento en realidad y sacar a la fuerza al cisne que se supone que todos llevamos dentro. ¿No sería mejor enseñarnos a querernos como patitos feos, enseñar a la sociedad a querer y respetar a los patitos feos?
    Todo esto viene a dos programas que actualmente se emiten en Divinity. Por un lado, Tu estilo a juicio, un programa de cambio de imagen en el que transforman a mujeres (últimamente también he visto a algún hombre) cuya imagen llama la atención (para mal, claro) en fantásticos ejemplares humanos. Muchas veces no son feas, solo les faltan dientes, se han descuidado, sufren algún tipo de depresión o, simplemente, tienen una visión de la moda y de sí mismas ciertamente estrambóticas. El programa demuestra que con un poco de cuidado (y bastante dinero) no hay patito feo que valga. Pero también pone de relieve la cantidad de gente acomplejada que existe, que la falta de confianza en uno mismo, la autoestima por los suelos, el miedo a hacerse mayor, la tendencia a esconderse detrás de un peinado o un estilo de vestir llamativo son más frecuentes de lo que nos gusta admitir. La transformación física es siempre sorprendente. Quisiera pensar que también las ayudan a cambiar su interior, a quererse tal y como son, como sí parece que ocurre. Espero que no sea solo una pose para aumentar la audiencia del programa. Pero, en el fondo, a veces creo que lo único que hacen es extirpar la personalidad propia de la transformada. Uniformizan a las participantes, al final, todas se parecen entre sí, todas se parecen a la media, todas se parecen a lo que los estilistas creen que es tener una buena imagen. En ella no caben piercings ni tintes de colores ni faldas demasiado cortas. La sociedad marca lo que es estilo y lo que no... y a ello nos debemos ceñir si queremos encajar. El uniforme social del estilo es, en el fondo, nuestro mejor parapeto, la llave maestra que nos abre todas las puertas. Aunque por dentro tengamos alma de punk.
La Betty colombiana
La Bea española


    Al segundo programa, ya me he referido un poquito más arriba: la saga de series sobre Bettys las feas que muy distintos países adaptaron hace unos años. El Patito Feo siempre fue mi cuento favorito y, a la vista está, me interesa mucho el tema del tratamiento de la fealdad en el cine, la literatura y la televisión, así que en su momento (1999) vi la serie original, la colombiana (Yo soy Betty, la fea), también vi algunos episodios de la española (Yo soy Bea) y la norteamericana (Ugly Betty) al completo. La colombiana tenía sus gracias, aunque creo que era la más cruel, quizá por ser la primera. También, la menos realista (¿de verdad a alguien le parecía guapo el galán??). La española me pareció un batiburrillo sin sentido, repetitivo, alargado hasta la saciedad. Y la americana... pues deja de ser un culebrón para convertirse en una serie. Para mí, es la mejor (si no la has visto y tienes interés, quizá no deberías seguir leyendo porque voy a hablar sobre el final). No sólo por la estética, los personajes o las tramas, sino por la propia evolución de la protagonista. Las dos bettys/beas anteriores son inteligentes y feas, sí, pero están tan enamoradas de sus jefes que no ven más allá de sus gafotas (¿por qué para convertirlas en feas se les pone gafas y ya está? Hay gente que está mucho más guapa con gafas y hay gafas divinas hoy en día). Pero la Betty americana, en el fondo, lucha por encontrar su hueco en el mundo. Tiene sus amores, sí, claro, como todas... pero lo que busca es un propia identidad, su formación como profesional y su independencia. En ningún momento de la serie manifiesta amor por su jefe (salvo en los dos episodios finales, que a mí me pareció un poco traído por los pelos) y acaba eligiéndose a sí misma por delante de cualquier novio. Para muchos, este es el gran fallo de la serie, la razón por la que no tuvo tanto éxito como la original. Sin embargo, para mí, es el gran acierto, la decisión que marca la diferencia. Ugly Betty se estrena hoy en Divinity y veré cuantos episodios pueda, porque, aunque es verdad que hubo tramas un poco peregrinas (lo relacionado con el padre de Betty sí es un poco digno del mejor culebrón), en general, me parece una serie muy divertida y muy bien hecha. Una relectura de El patito feo en el que, al final, obviamente, la fea se hace guapa... pero en la que hay más, mucho más: hay valentía, hay independencia, hay profesionalidad, hay seguridad en sí misma, hay una mujer fuerte que no se esconde detrás de ningún hombre y que descubre que la felicidad solo depende de uno mismo.
La Betty americana
   Nos seguimos leyendo.

4 comentarios:

  1. Pero tu crees Lidia que hemos evolucionado?????
    Quizás en tecnología... pero de COCO, creo que estamos a años luz de la verdadera evolución, algunos puede que piensen lo mismo que dicen... algunos.
    La mayoría por no decir TODOS nos fijamos en lo bonito, en lo guapo, en "las tabletas de chocolate" ya sabes a cuales me refiero, a lo vistoso y a lo agradable a la vista ya si es listo vendrá despues.
    Aunque echando la vista atrás, recordando a mis ex- ¡¡¡ !!! Yo soy de gusto raro, jajajaja me gustan delgaduchos y con nariz grande, de verdad!!! como quien podría decirte así famoso para que te hicieras una idea, "Andrein Brody, protagonista de el pianista" me encanta, y comprendo que es tirando a feo, lo sé pero puede que a mi me gusten los feos jajajaja.
    Todo es cuestión de gustos pero la verdad que yo no comprendo estos programas ah! que he visto alguna ves, yo llego a la conclusión que exageran su fealdad, porque haber Lidia, tu no te peines o ponte un peinado a conciencia horrible, con el vestido de tu abuela y un maquillaje que ni para halloween ... si yo te conozco de esa guisa diría uy pobre chica, que FEA, que TIPO.
    Yo en la vida real no veo a gente tan fea, bueno de echo no conozco a personas feas como para llamar la atención, y tu conoces alguna?

    Esto de los feos ya trae cola hubo hasta quien les sacó una canción te acuerdas...

    "que se mueran los feos
    que se mueran los feos
    que no quede ni uno... ni uno..."

    Bueno te dejo cantando Un besote :)



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    Respuestas
    1. No, Nieves, no creo que hayamos cambiado... y eso es lo que me fastidia. De hecho, creo que cada vez vamos a peor,que cada vez valoramos (socialmente, no individualmente) más la belleza, por encima de otros cualidades que, para mí, tiene más valor. La belleza es una virtud más, solo una virtud más.... no debe ser la única virtud.

      Gracias por el comentario... y por la canción! Aunque no sé si es un regalo o un maldición: ¡ahora no puedo sacármela de la cabeza!!! jajajaja

      Besos!

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  2. Quizás a las feas no las toman en serio laboralmente, pero es que a las guapas tampoco. Si es guapa se cuestiona por qué ha llegado hasta donde ha llegado. No es una cuestión de belleza o fealdad, sino de mujeres. A mí el tema de la belleza me obsesiona un poco. Supongo que porque siempre soñé con ser guapa, un patito feo que se convertiría en cisne. Pero no, el tiempo me enseñó que los patitos feos suelen quedarse en eso, en patitos feos, pero sin la gracia de ser pequeños... Me apetece mucho ver Betty, sobre todo porque América Ferrara está detrás de la serie, y es una mujer comprometida con las mujeres. Bea me pareció un esperpento, lo poco que la vi. ¿Cómo se puede estar enamorada de alguien que te trata tan mal y se ríe de ti? Me parecía indignante y humillante. Pero para mí, lo peor de lo peor que se ha hecho nunca en este sentido en televisión es el programa de Teresa Viejo sobre cirugía estética. No entiendo cómo dejaron que se emitiera.

    Un beso

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    Respuestas
    1. Ya, la prueba la tienes en Sara Carbonero, lo que la han criticado. Sí, se equivocó. Pero la crucificaron solo por ser guapa y ser mujer. Yo no soy muy de deportes, pero mi chico sí, y a veces escucho cada cosa... Pero como lo dicen hombres, "que saben de lo que hablan", pues no pasa nada.

      Yo tuve el mismo sueño... pero creo que los cuentos no siempre se hacen realidad jajajaj.

      Besos!

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