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martes, 20 de agosto de 2013

"El haiku de las palabras perdidas", de Andrés Pascual: una novela sobre el valor de lo que se pierde bajo los eufemísticos daños colaterales


    Ficha técnica:


Título: El haiku de las palabras perdidas                    Autor: Andrés Pascual
Editorial: Booket   Género: novela histórica   Páginas: 544 Publicación:  10/2011       ISBN:  9788401352133

Sinopsis (editorial):


   Nagasaki, 1945. Victor, un muchacho occidental afincado en Japón, ha acordado encontrarse con Junko, la preciosa hija de una diseñadora de arreglos florales, para recibir el haiku que sellará su amor adolescente. Minutos antes del encuentro, la bomba atómica convierte la ciudad en el peor de los infiernos. Tokio, en la actualidad: Emilian, un arquitecto suizo comprometido con el urbanismo sostenible y habitual colaborador de Naciones Unidas, atraviesa una profunda crisis personal cuando conoce a una galerista de arte japonesa obsesionada con encontrar el antiguo amor de su abuela.

   haiku: poema japonés de diecisiete sílabas; destello fugaz que nos muestra la esencia de las cosas. Nagasaki, agosto de 1945: Kazuo, un muchacho occidental afincado en Japón, y Junko, la bella hija de una diseñadora de arreglos florales, han acordado encontrarse en una colina para sellar su amor adolescente con un haiku que esconde un secreto sobre su relación. Minutos antes de su cita, la bomba atómica convierte la ciudad en el peor de los infiernos. Tokio, febrero de 2011: Emilian Zäch, un arquitecto suizo, asesor de Naciones Unidas y defensor de la energía nuclear, cuya vida está desmoronándose, conoce a una galerista de arte japonesa obsesionada con encontrar al antiguo amor de un familiar. A través de estas dos historias paralelas y de su sorprendente unión final, Andrés Pascual teje una conmovedora trama sobre la importancia de asimilar las tragedias del pasado para enfrentar los retos del presente y escribir nuestro propio destino. Un estremecedor canto a la paz, la espiritualidad y el amor de la mano del autor de El guardián de la flor de loto.
  El haiku de las palabras perdidas es uno de esos libros que habla de cosas pequeñas y de cosas enormes, de hechos históricos y de historias cotidianas, de perseguir los propios sueños y de las grandes ambiciones de este mundo capaz de destruirlos en aras de un supuesto bienestar general que, en realidad, muchas veces oculta el mero engorde de un ego de dimensiones ya de por sí descomunales.
   El haiku de las palabras perdidas levanta la piel a la Historia para ver lo qué ocurrió debajo de la gruesa capa de hechos, datos y consecuencias que han quedado para la posteridad. Descubre, así, las conexiones, las reacciones y las vivencias particulares de cada una de las pequeñas celulitas a las que cubre esa piel: los pequeños seres humanos, intrascendentes para el curso de la Historia pero que, paradójicamente, la construyen con sus manos y con su corazón cada día. En este caso, la piel que recubre esa trama de sentimientos y acciones que somos los humanos es uno de los hechos históricos más trágicos: el lanzamiento de las dos bombas nucleares que pusieron fin a la II Guerra Mundial.
  Andrés Pascual sitúa uno de los dos ejes temporales sobre los que construye su novela justo en esas coordenadas: agosto de 1945, Nagasaki. En ellas coloca a Kazuo, un adolescente holandés adoptado por un doctor japonés, obsesionado por lo que ocurre en el Campo 14, el penal donde estaban confinados los prisioneros de guerra occidentales, y enamorado de una joven japonesa, Junko, a la que decide besar justo el día de la explosión. En la colina desde la que observaba lo que pasaba en el Campo 14 y esperando, nervioso, la llegada de Junko, Kazuo se convierte en testigo de la Historia al ver caer la bomba atómica.
  Todos hemos visto documentales, reportajes e imágenes sobre las consecuencias de lo ocurrido pero me ha encantado la manera en la que Andrés Pascual recrea la caída de la bomba y los minutos y días posteriores. Nunca se me habría ocurrido pensar en el silencio, el aterrador silencio que ahoga todos los gritos de dolor y desesperación. Yo siempre hubiera pensado en ruido tras un suceso así, en el estruendo de edificios cayendo, el crepitar del fuego y los desgarradores alaridos de los afectados. Nunca he pensado en el segundo después del estallido de la bomba como un pozo de silencio. Por eso me ha llamado mucho la atención la descripción de Pascual y creo que ha hecho que me fije más en lo que contaba. Me explico: si hubiera hablado de gritos y estruendos y ruido probablemente mi cabeza habría sustituido lo que él me estaba contando por lo que yo he visto/pensado y oído mil veces. Pero al hablar de silencio, he tenido que esforzarme por imaginar el escenario que describe, un panorama desolador pero silencioso, calmado en la desesperación. Hasta cierto punto, he asimilado lo que me contaba con lo que dicen que ocurrió el 11-M, cuando, tras las bombas, solo se escuchaba el incesante sonido de las llamadas a los teléfonos móviles de los viajeros, buscando una respuesta que no llegaba.
  También se esfuerza Pascual en ser gráfico con lo ocurrido después de esos primeros minutos. Es imposible no conmoverse con algunas de las descripciones del horror, de los cuerpos quemados y, aún más tarde, de los intoxicados, de los envenenados por la radiación. La narración es tan vívida que me he sentido transportada en el tiempo y en el espacio hasta ese momento de la Historia que jamás debió de ocurrir.
  Y tampoco he podido dejar de sentirme conmovida por la frialdad del azar (las nubes que decidieron que se bombardeara una ciudad y no otra) y de los dirigentes que creyeron que esa era una forma rápida y fácil de acabar la guerra. Construimos la Historia con nuestro día a día pero no somos ni siquiera peones en las grandes decisiones: quizá daños colaterales, males menores que asumir en aras de un gran bien común. El choque entre la gran Historia universal y la pequeña historia personal me parece brutal en esta novela y me ha hecho pensar mucho sobre la importancia, siempre relativa, del ser humano anónimo, del que trata de vivir y sobrevivir al día a día. 
  El otro eje temporal con el que Pascual va trenzando la historia tiene lugar en un pasado cercano: febrero y marzo de 2011, los días previos al gran terremoto y posterior tsunami que pusieron en jaque a Japón y, sobre todo, a la central nuclear de Fukushima. El debate sobre la energía nuclear es uno de los temas centrales de la novela y aunque el autor ofrece datos y personajes que defienden ambas posturas (el rechazo a esta fuente de energía o su utilización, siempre para fines pacifistas) creo que ofrece una moraleja suave que, más que forzar al lector a posicionarse en ese debate, le invita a reflexionar sobre los beneficios y los inconvenientes y sacar sus propias conclusiones. Aún así, la propuesta de cambiar el modelo social hacia un modelo menos consumista y derrochador en vez de buscar fuentes que nos surtan de la enorme cantidad de energía necesaria para mover nuestro mundo es una de las ideas que, al final, se te quedan en la cabeza y también te hacen pensar sobre la manera de hacer las cosas de nuestras sociedades actuales.
  Esta línea temporal cercana a la época del lector cuenta la historia de Emilian, un hombre que lo ha dado todo por su trabajo y que, de repente, se ve sin nada. Mei será quien le salve, invirtiendo el tradicional cuento de hadas, ofreciéndole nuevos objetivos que perseguir y nuevos enfoques para su vida. La subtrama relacionada con estos dos personajes propone una reflexión sobre las formas de vida modernas, sobre el supeditar la vida personal a un efímero éxito profesional, sobre la importancia de la familia y del amor, de los futuros alternativos y de los pasados que no dejan de ser presente. 
  A pesar de los personajes y tiempos diferenciados, ambas líneas argumentales están unidas y la más cercana a nosotros sigue construyendo en el presente la historia contada en el pasado, dando unidad y coherencia a la obra.
  Tenía muchas ganas de leer a Andrés Pascual y he de decir que no me ha defraudado. Su novela cuenta dos historias profundamente humanas pero, al mismo tiempo, ligadas con esa Historia que tantas veces pisotea a quienes la viven. Ofrece datos y hechos que incitan al lector a reflexionar sobre lo ocurrido pero tampoco apabulla con una novela moralista o que se pierde en los derroteros de lo real en detrimento de la ficción. Creo que el equilibrio entre realidad y ficción está muy conseguido, dejando cables sueltos de los que el lector interesado siempre podrá tirar. Y, a pesar de los hechos que aparecen en la novela, Pascual se centra en el aspecto humano, en las personas, en los sentimientos, en los terremotos interiores de cada uno de los personajes, incidiendo en ese conflicto entre Historia e historia del que he hablado antes.
  Andrés Pascual ha dado forma a una novela ágil pero profunda, narrada con un estilo medido y limpio que favorece que el lector se centre en la historia que nos está contando, en los sentimientos y en las implicaciones de lo dicho, en vez de fijarse en el trabajo desarrollado para conseguir una prosa que fluye de la manera en que esta lo hace. Una novela que se disfruta y te hace sufrir casi a partes iguales, que habla de lo que realmente es importante en la vida y que propone temas para reflexionar largo y tendido.
  Nos seguimos leyendo.

    Incluyo este libro en los siguientes retos:
  • Desafío100 libros: 85/100
  • Reto Desafía tu estantería: 2/5

8 comentarios:

  1. Lleva meses en la zona "pendiente" y cada vez va cayendo más abajo sin una razón específica, voy a tener que rescatarlo ! Besos

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  2. Hasta ahora sólo conocíamos que alguien arrojó una bomba y que muchas personas murieron y quedaron con secuelas, a partir de esta lectura nos acercamos a los sentimientos de los que vivieron aquel horror; una novela imprescindible por muchas razones,
    besucus

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  3. lo tengo ya más que pendiente, creo que te lo dije ¿no? esas historias pequeñas que se cruzan con reflexiones de más calado me gustan. Besos

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  4. Tienes razón. Es una novela que te hace disfrutar y sufrir al mismo tiempo. Una historia dura y conmovedora. Y grandes reflexiones encontramos también en este libro. Una lectura muy recomendable.
    Besotes!!!

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  5. Lo compré el año pasado y ahí está durmiendo el sueño de los justos. Ay, cuándo podré yo leer todo lo que tengo pendiente!
    Besos

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  6. Me acerqué a este libro por su título y lo tengo ya en mi lista de favoritos. A mi me pareció magnífico y no le encontré peros. Me impresionaron los Haikus por su fuerza y la historia por su proyección en la vida. Me hizo pensar mucho más que otras que parecen más profundas. Yo la recomendaría sin dudar.
    Un saludo.

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  7. Conocía el título pero no de lo que trataba, me ha gustado mucho tu reseña.

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  8. Ya leí muy buenas críticas sobre esta novela pero la tuya se lleva la palma y esto hace que me la apunte. La temática es muy interesante y veo que esta bien trabajada por el autor. Una muy buena reseña. Saludos.

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