"La voz a ti debida", de Pedro Salinas: descifrando la esencia del amor

   Hoy me he levantado romántica así que rescato esta reseña publicada en Anika entre Libros de una obra que todo el mundo debería leer, al menos una vez en la vida.

LA VOZ A TI DEBIDA
(La voz a ti debida, 1933)
Pedro Salinas

Editorial Alianza
Colección El Libro de Bolsillo
© Herederos de Pedro Salinas
© Alianza Editorial, 1989, 2012
Prólogo de Soledad Salinas de Marichal
2ª Edición, 2012
Género y tags: Poesía, romántica, contemporánea, Generación del 27, literatura española
ISBN: 9788420609034
129 Páginas
   

Argumento:

  

   Pedro Salinas canta al amor que llega como un ciclón, como una fuerza de la naturaleza, tan renovador e inevitable como caótico y, en ocasiones, destructivo. El poeta describe sentimientos, dudas e ilusiones con la alegría que da un “sí”, regalado y recibido. Un “sí” que transporta a los amantes a otra dimensión, a un mundo que en el que sobran los nombres, en el que solo importan el tú y el yo, despojado de objetos, ropajes, carteles… de todo lo superfluo; un mundo en el que se pone de manifiesto la dicha de esa elección que nos convierte en únicos.

Opinión:

  

   Razón de amor y La voz a ti debida marcan un hito en la trayectoria poética de Pedro Salinas. Ambos dejan ver la hondura del sentimiento literario y poético, la fuerza de su canto al amor y la perfección de un profundo y exhaustivo trabajo con el idioma, las palabras y la expresión. De hecho, expresión y contenido van, en muchos poemas, de la mano en La voz a ti debida: el poeta nos habla del amor despojado de todo lo superfluo, del amor sin envoltorios, sin máscaras, sin disfraces, sin accesorios, sin nombres (esencia pura del sentimiento) y lo hace con un castellano reducido a su mínima expresión, con frases cortas, a veces solo sustantivos o verbos, versos breves, muchas veces fragmentados o encabalgados… Una expresión depurada que demuestra que Salinas había encontrado ya su propia voz poética, una voz debida al amor descrito en los poemas. 

    La expresión poética se llena de emociones gracias a las múltiples exclamaciones que elevan el tono de los poemas, exclamaciones que loan al amor encontrado, a ese “sí” que abre todas las puertas y todas las posibilidades. Junto a ellas conviven las interrogaciones, las dudas y silencios que pueblan las relaciones amorosas, conformando un cadena de expresiones antitéticas, de enunciados contrapuestos y paradójicos que, tal y como ocurre en toda la tradición poética, reflejan los sentimientos encontrados que definen al amor: la dicha incontenible al hallarlo junto al temor a perderlo; la entrega frente al miedo a entregarse; el amor que se da gozosamente frente a las dudas por quién ama más de los dos, etc. 

   Salinas también habla, aunque con menos extensión, del fracaso amoroso, del sufrimiento que queda tras la ruptura, el dolor que nos recuerda que ese amor existió, que no fue un sueño, un oasis de felicidad pasajera. 

   La pureza del amor reflejado en los poemas, el camino recorrido por los amantes hasta despojarse de la materia, del tiempo, de las máscaras y de los nombres es tan vehemente que Soledad Salinas de Marichal recoge, en el prólogo de la obra, toda una serie de opiniones de críticos y expertos sobre la relación de Salinas y la poesía mística, con la diferencia de que el camino ascendente de depuración de sentimientos no lleva, en este caso, a la comunión con Dios, sino a la unión perfecta de los amantes, a la consecución de la mejor versión de uno mismo a través del amor. 

   Los 70 poemas que componen La voz a ti debida avanzan como si de una única composición se tratara, sin títulos que los individualicen y con un tono de emoción sostenida que fluctúa, únicamente, cuando habla de amor o de desamor. Un poemario, pues, pleno, repleto de sentimientos y de la alegría irrefrenable de amar que muestra, en lo estilístico, la cima poética de Pedro Salinas y una de las cotas más altas de la poesía amorosa en castellano.

   Enlace a la publicación original en Anika entre Libros. 
   Nos seguimos leyendo.