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viernes, 23 de noviembre de 2012

"Suicidio y violencia de género", VV.AA.: cuando crees que no queda otra salida


    Frente a las noticias (tristemente, demasiado numerosas; siempre demasiado numerosas) que nos hablan de las mujeres que mueren a manos de sus parejas o ex parejas, pocos son los comentarios que oímos acerca del suicidio de mujeres maltratadas. Hay un acuerdo tácito entre los medios de comunicación sobre los suicidios: no informar sobre ellos para no incitar a la población. Me parece bien. Pero, si está demostrado que informar sobre algo incita... ¿por qué seguimos ofreciendo noticias sobre violencia de género, guerras, terrorismo, agresiones, asesinatos, vandalismo, robos o canalladas...? Nunca he acabado de entenderlo.
    El caso es que la relación entre el suicidio y la violencia de género es más común de lo que creemos, tal y como pretende demostrar este ensayo que recoge los resultados de un estudio realizado con la intención, precisamente, de alertar sobre esta relación.
   Tropecé con este librito (digo librito porque es pequito) en la biblioteca, justo cuando acababa de terminar de leer Algún amor que no mate, así que no me lo pensé. Y, la verdad, me ha ayudado mucho a entender cómo se sentía Prudencia y cómo se sienten las mujeres que no encuentran seguridad ni en su propio hogar. Me ha resultado especialmente instructivo porque, además de los datos específicos del estudio que aparecen al final, la obra también recoge aspectos generales sobre la violencia de género de gran interés. Por ejemplo, habla de los mecanismos de la violencia machista (el objetivo del hombre: no busca provocar un daño en sí, sino corregir una conducta, aleccionar, controlar, someter, causar miedo y angustia, y en eso se diferencia de otros tipos de violencia), de que las consecuencias psicológicas para las mujeres que sufren estas agresiones son más graves que las físicas (miedo, ansiedad, fatiga, estrés postraumático, desórdenes del sueño y la alimentación...), del aislamiento de las víctimas, de las consecuencias en los hijos, de las secuelas, de la reacción del entorno (social, sí, pero también familiar o cercano)...
   Todo ello te hace pensar... y mucho. Primero, claro está, en el infierno particular de estas mujeres. Pero también en la visión social del maltrato, en la justificación (son cosas de pareja, lo tendrán que arreglar ellos), en las amigas que se van quedando por el camino y los padres que acaban cansándose de que la hija no entre en razón y vea a su marido con los ojos objetivos con que lo ven ellos (como le pasó a la Prudencia de Chacón); en los hijos, testigos de la violencia en lo que debería ser el seno de la protección y la seguridad; y, por supuesto, en la desesperación absoluta que conduce a alguien a plantearse acabar con su propia vida, pensar en ello, planearlo, intentarlo... quizá lograrlo.
    Me ha llamado especialmente la atención un párrafo en el que se habla sobre cómo la sociedad culpabiliza a la mujer de su maltrato. Primero, por el sangrante "algo habrá hecho", "se lo habrá merecido" que, quiero creer, cada vez es menos frecuente. Pero también, y esto me parece más frecuente, por mantener su situación, por no intentar salir de ella, no denunciar, no quejarse, no dar un portazo y marcharse de casa. Creo que no llegamos a entender lo que realmente siente y piensa una mujer maltratada. Yo lo descubrí hace ya unos años, cuando hice un programa monográfico sobre la violencia de género en la radio. Tuvimos la oportunidad de hablar con unas cuantas mujeres maltratadas, que habían denunciado, habían salido de sus casas y estaban en un centro de acogida, con tratamiento psicológico, apoyo social, etc. O sea que, en teoría, ya empezaban a salir de la rueda de la violencia. Y aun así, a pesar del tiempo que llevaban en terapia, de haber salido del hogar, de hablar con otras mujeres que habían pasado por lo mismo, de estar alejadas de sus parejas... muchas seguían pensando que si las pegaban era porque se lo merecían, porque habían hecho algo mal o (lo que a mí me partió el alma) porque era la manera en la que sus maridos les demostraban su amor. "Que me pegue es como que me diga te quiero, el día que no me pegaba, yo me iba triste a la cama porque pensaba que había dejado de quererme", nos contaba una de ellas. No podré olvidar jamás sus palabras y todavía se rompe el corazón cuando las recuerdo. ¿Cómo se puede llegar a semejante grado de anulación? ¿Cómo puede esperar la sociedad que una mujer que cree esto de corazón pueda romper por sí misma su relación sentimental?
   Como dice  Enriqueta Chicana Jávega, que era presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas en 2006, el objetivo de este ensayo es abordar el problema de la violencia de género desde la medicina forense, la psicología y el derecho, avanzar en su conocimiento de manera que los profesionales tengan herramientas válidas para disminuir o eliminar el sufrimiento de muchas mujeres. Pero, sobre todo, el libro pretende ser una llamada de atención, un gran signo de exclamación sobre la masa social, que visibilice un problema que no debe quedarse en el ámbito privado, sino que debe ser abatido por el conjunto de la sociedad.
   Nos seguimos leyendo.  

Ficha técnica:



Título: Suicidio y violencia de género  
Autor: Miguel Lorente Acosta, Cruz Sánchez de Lara Sorzano, Covadonga Naredo Camblor, sobre una idea de Enriqueta Chicano 
Publicado por la Federación de Mujeres Progresistas    Género: ensayo    Páginas: 150  
Publicación:  2006    Depósito legal: M 26.394-2006
 

4 comentarios:

  1. Me imagino que antes de que el refrán se cumpla "la maté porque era mía" la mujer, que no ve otra salida, bien por falta de información, por miedo, o por múltiples causas opta de forma desesperada por poner fin a su vida, al menos ella decide como morir.
    Me imagino que este Lorente es el profesor de Antropología Forense de la UGR y que fue el responsable de este área en el gobierno anterior. Con el actual, me temo muy mucho que vamos a tener muchas situaciones traumáticas, debido a la subida de tasas jurídica y a la disminución de las ayudas a este área social, lo que va a suponer un menor número de denuncias de maltratadores por el miedo de la mujer a quedarse desamparada.

    Saludos

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    1. Tiene que ser horrible verte en una situación así, sin salida.
      Y sí, yo también había pensando en lo que va a perjudicar a estas mujeres la subida de tasas judiciales, porque en ningún sitio he oído/leído que vaya a haber rebajas para ellas. Lo de las tasas me parece un crimen, para todos, pero en especial para los colectivos más vulnerables, como las mujeres maltratadas.
      Muchas gracias por tu comentario.
      Un saludo!

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  2. Es un tema que me atrae, a pesar de ser horrible que existan cosas así.
    Un libro interesante =)

    Besotes

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    1. Sí que lo es: un libro interesante y un tema horrible. Por eso hay que acabar con él de una vez ;)
      Besos

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