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lunes, 8 de octubre de 2012

"Muertos de papel", de Alicia Giménez Bartlett: la superficialidad llega a la saga Delicado



     Si en la tercera entrega (Mensajeros de la oscuridad) Petra Delicado profundizaba en lo más hondo del ser humano (la espiritualidad, la dimensión religiosa, el fanatismo, las sectas...), la inspectora tendrá que lidiar en esta ocasión con lo más superficial: la prensa del corazón, el cotilleo, la sobrevaloración de la belleza, la falta de valores, la vanidad, la ambición, el afán de dinero, la mentira...
     El pie a la reflexión y el retrato de todas estas cuestiones lo da, esta vez, el asesinato de un afamado periodista de la prensa rosa/amarilla, caso que permitirá a Petra descubrir un mundo de degradación moral y de ansia de dinero desconocido para ella. Desde lo más inocente (el mero cotilleo, el afán por saber qué hacen o dejan de hacer los demás, algo que la inspectora no acaba de entender) a lo más inhumano (el chantaje, la muerte por dinero, el asesinato para encubrir otras muertes o grandes secretos), el abanico de situaciones que pasan por el crítico filtro de Petra Delicado es muy amplio en esta ocasión. Como amplio es también el radio de acción de la inspectora: sus viajes de Madrid a Barcelona y viceversa, además de convertirla en habitual del puente aéreo, le permitirán reflexionar sobre la diferente condición de ambas ciudades y las distintas maneras de vivir y trabajar en ellas.
   El plano personal quedará retratado esta vez no por la enésima aventura sentimental de Delicado (que no se produce en esta cuarta entrega) sino por dos cuestiones diferentes: la estancia de Amanda, la hermana de la inspectora, en su casa (tras descubrir la infidelidad de su marido) y las continuas reflexiones y alusiones a la belleza, el paso del tiempo, el cuidado exterior, la vanidad... En muchas ocasiones, esta reflexión está vinculada al tradicional interés (real o dado por sentado) de la mujer hacia estos temas (belleza, decoración, hogar, cocina, maquillajes, vestuario, terapias de salud...). Petra pertenece al grupo de mujeres a las que estas cuestiones no dan ni frío ni calor, pese a la obsesión general de que son los únicos temas que interesan a las féminas, aunque no se resistirá a dejarse seducir por una jornada de banalidad, relajación y belleza.
   Además de la reflexión sobre el aspecto exterior y la belleza y sobre el mundo de la prensa del corazón y la telebasura, a lo largo de toda la novela se irá planteando la cuestión de los divorciados, un grupo social cada vez más numeroso, con unas vivencias en común y unas dudas y temores que abordar. En este sentido, Giménez Bartlett incide, una vez más, en la soledad, tanto la elegida como la impuesta, cada vez más frecuente en nuestras sociedades modernas.
    Respecto al caso en sí, cabe señalar que esta vez la investigación avanza de forma más segura, sin tantas dudas, errores y pausas. Hay momentos en los que se embotella, claro (lo que permite a Petra reflexionar sobre el trabajo de la policía), pero en general la trama está mejor urdida que en entregas anteriores. El hecho de que el caso fluya crea la ilusión de que la lectura también lo hace, sin empantanarse, avanzando de forma rápida y ágil. Este cambio puede tener varias razones: la inspectora tiene cada vez más experiencia, por lo que es de esperar que cometa menos errores y tenga menos dudas respecto a la forma de actuar; además, Garzón y ella cuentan con la colaboración de otro equipo de investigadores, lo que acelera las pesquisas; el caso es más complejo, con más ramificaciones, más asesinatos enlazados, más viajes, personajes relevantes... lo que hace innecesario ralentizar su resolución o incidir en las inseguridades de los inspectores a la hora de actuar; y, finalmente, también la madurez literaria de la saga es mayor, los personajes han crecido, se han desarrollado, se han perfeccionado, tanto como las tramas, el empleo de los recursos propios del género, el estilo de la autora, etc.
    Hablando de la madurez de los personajes, hay una cosa que me ha sorprendido de este libro. Después de cuatro entregas (esta última publicada originariamente en el año 2000), el lector cree conocer bastante bien a una Petra que no deja de ofrecerle su pensamientos y reflexiones y de mostrar su manera de actuar. Conocemos a la investigadora a través de múltiples vías a lo largo de la saga: lo que piensa, lo que dice, lo que hace... pero también a través de sus conversaciones con los demás (hay que tener en cuenta que el decir y el pensar no siempre caminan en la misma dirección) y de lo que el resto de personajes va diciendo sobre ella, las valoraciones que hacen sobre su carácter, su forma de ser o su manera de hacerlas las cosas. A estas alturas, como decía, uno cree conocer bien a Petra. Sin embargo, me ha llamado mucho la atención la visión que su hermana, Amanda, nos ofrece de ella. La retrata como un ser frío, desprovisto de sentimientos, incapaz de empatizar, alejado del resto de los seres humanos. Puede que sea fruto del desencuentro que se produce entre ellas pero no he podido dejar de pensar en ello. Quizá la autora quiera poner de manifiesto que hay veces en las que ni nuestra familia sabe realmente como somos (sobre todo, si eres una persona tan reservada como Petra) o que mostramos solo una parte de nosotros mismos a los demás o que lo que somos no guarda relación con lo que decimos y hacemos, pero el hecho de que el lector conozca mejor a la inspectora que su propia hermana me ha dado que pensar. ¿O tal vez es el lector el engañado?
    Nos seguimos leyendo.

Ficha técnica:

Título: Muertos de papel 
Autor: Alicia Giménez Bartlett 
Editorial: Booket         Género: novela negra, policíaca, thriller, misterio     Páginas: 320  
Publicación  08/02/2005    ISBN: 9788423344222

6 comentarios:

  1. No he leído nada de la autora, pero ya veo que en tu caso está bastante recomendada para haberte aventurado en tres de sus historias. Un beso

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    1. Marilú, "tengo" que leer los ocho para la tesina del máster que estoy acabando. Es una obligación (autoimpuesta, porque en realidad solo tenía que leer el último) pero la verdad es que estoy disfrutando mucho de la saga. Me he vuelto una fan incondicional de Petra jajajaja.

      Besos!

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  2. No hay nada como leer comentarios tan buenos de los libros, te entran unas ganas locas de comenzarlos a leer, sin duda esta entrada me hace tenerlo en cuenta, apuntado queda.

    Un besote :)

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    1. Es que me encanta, me lo paso bomba leyéndolos. Petra tiene unas salidas... que a veces es imposible no soltar la carcajada. Y al humor hay que añadir la trama de intriga, el retrato social y las reflexiones de la inspectora... vamos, que me encanta!

      Besos

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  3. Cada vez que leo una reseña tuya sobre algún libro de Alicia me entran más ganas de leerla. Este creo que me gustaría especialmente, por eso de la prensa rosa, con la que me toca pelearme de vez en cuando en julio y agosto. Y por la visión de Petra que dices que muestra su hermana. Lo de la personalidad es algo que me interesa mucho. ¿Cuántas veces no has tenido la necesidad de llegar a un lugar nuevo para empezar de nuevo no sólo con tu vida sino contigo misma, para volver a ser tú desde el principio aunque sepas que eso quedará atrás cuando alguien de tu vida pasada aparezca en tu nueva vida?

    Un besote

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    1. Sí, en cierto modo, Petra intenta empezar una nueva vida (deja de ser abogada para ser policía, carga con dos matrimonios a sus espaldas...) pero en el fondo, no deja de ser ella misma (aunque adelanto que en la quinta entrega hay un cambio sorprendente que, por lo que sé de la saga, adelanta acontecimentos de los últimos libros... pero todo se andará jajajaj).

      Hay veces que la vida te da la oportunidad de empezar de cero: otro trabajo, otra gente, otra ciudad... Pero si te digo la verdad, nunca he conseguido dejar de ser como soy. Sí, puedes ir puliendo aspectos de tu personalidad que te han jugado malas pasadas en tus "vidas" anteriores pero, en esencia, sigues siendo la misma. Al menos, esa es mi experiencia ;). ¡Ya quisiera yo poder librarme de algunos lastres!!! jajajaj. Como Petra de sus dos maridos!! jajaja. Pero lo que fuimos también nos hace ser como somos, es parte de nosotros, para bien o para mal.

      Besos!

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