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viernes, 8 de abril de 2016

"Nieve y neón", de Jesús Ferrero: indagando en la adolescencia de Ágata Blanc

   La protagonzida por Ágata Blanc es una saga policíaca diferente, pero me encanta. Después de El beso de la sirena negra y La noche se llama Olalla, Jesús Ferrero recupera a esta mujer tan peculiar e indaga, ahora, en su adolescencia. Leí Nieve y neón para Anika entre Libros y ahora recupero la reseña para mi blog. También entrevisté al autor al hilo de esta novela. Si te interesa, puedes leerla pinchando aquí.



Nieve y neón
Título: Nieve y neón
Título Original: (Nieve y neón, 2015)
Autor: Jesús Ferrero
Editorial: Siruela Colección: Siruela Policiaca,Nuevos Tiempos
Copyright:
© Jesús Ferrero, 2015
© Ediciones Siruela, 2015
Edición: 1ª Edición: Septiembre 2015
ISBN: 9788416465330
Tapa: Blanda
Etiquetas: persecuciones, asesinatos, detectives, género negro, muerte, misterio, erotismo, tensión, literatura española, novela, trilogías, estrategia, años 80, Berlín, locura, destino, muro de Berlín
Nº de páginas: 256


Argumento:

En el Berlín de finales de los 80, varios personajes jugarán al gato y al ratón evitando y encontrándose con la muerte de acuerdo a un destino caprichoso que dicta quién debe morir y quién sigue vivo. Pero ¿y si quien debe morir sigue vivo?

Opinión:


  Más que una novela policiaca al uso, en la que un investigador persigue y caza a un asesino (con todos los matices que el género negro admite), Jesús Ferrero nos ofrece, en esta tercera entrega protagonizada por Ágata Blanc, una auténtica reflexión sobre la muerte. Y quizá, también, sobre el destino.
   El autor sitúa a los personajes en el bullicioso Berlín que está a punto de ver caer el muro y contagia a sus protagonistas de la efervescencia y la sensación de final de una época y comienzo de una nueva vida que se vive en la ciudad. Sin embargo, la trama (las tramas, aunque todas acaban anudándose) se separa de ese espíritu para presentarnos a un puñado de personajes que se andan persiguiendo unos a otros, de muy diversas maneras y con propósitos bien diferentes. De hecho, el lector tendrá que ir descubriendo poco a poco qué relación une a unos y otros y quién debe huir de quién.
  Ferrero se contagia del espíritu de la caza (tan importante para Vera, una de las protagonistas) y permite que su tensión y su adrenalina corran por las páginas de esta novela como si de las venas de cualquier asesino a sueldo se tratara. Sin embargo, aquí cualquiera puede ser víctima o verdugo. O las dos cosas al mismo tiempo.
  Es una de las propuestas de reflexión que he encontrado en la tercera novela policiaca del autor, la de que todos podemos ser víctimas y verdugos en un momento dado. De hecho, las referencias a que todos podemos llevar un asesino dentro están desde el principio y se van materializando en hechos a medida que vamos leyendo hasta plantear la gran cuestión final: ¿en qué punto se encuentra la línea moral que podríamos atravesar, si nosotros o alguno de nuestros seres queridos estuviera en peligro, hasta llegar a matar?
  Matar por amor, matar para conservar la vida, matar como medio de defensa, matar por oficio, matar por locura, matar por placer, matar por error o matar a través de la enfermedad. Todas ellas son formas de morir que aparecen en la novela y que inciden en la reflexión sobre esa línea moral de la que hablaba antes y sobre la justicia (poética, moral; no judicial) presente en todas ellas.
  "El mal no cesa, simplemente se desplaza", dice uno de los personajes principales y esa sentencia sirve para hacernos una idea exacta de lo que viviremos en esta novela. Una novela, por lo demás, que apela a algunos de los instintos más primitivos del ser humano (muerte, amor, sexo) para dar color a una historia llena de erotismo, de perversión, de maldad, de persecuciones, de inteligencia, de estrategias y de curiosidad.
  Una curiosidad que está representada por Ágata Blanc, la protagonista de "El beso de la sirena negra" y "La noche se llama Olalla", de la que vemos aquí una perspectiva bien diferente a la que mostraba en los dos libros anteriores: en esta tercera entrega, Ágata es una adolescente de trece años, fuerte, intuitiva, valiente y tan curiosa que se considera a sí mismo "espeleóloga de mundos" que, a pesar de no ser uno de los personajes con más peso, sí resulta determinante para todos los demás y, al mismo tiempo, actúa como hilo que va uniendo a muchos de ellos. Ágata siempre aparece, aunque sea como una sombra, como una presencia salvífica, como un detonador.
  Ferrero vuelve, por lo tanto, a reflexionar sobre la naturaleza del mal y sobre por qué matan y mueren las personas y nos devuelve a esos ambientes nocturnos, de burdeles, bares y cabarets, en los que se mueven personajes ambiguos y en los que cualquiera puede encontrar el cielo o el infierno. O las dos cosas al mismo tiempo.
   Enlace a la reseña original.
   Nos seguimos leyendo.

1 comentario:

  1. Qué buena pinta tiene este libro! ¿Pero hay algún modo de no incrementar la lista de pendientes?
    Besotes!!

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