Título: El ogro que siempre estaba muy enfadado
Autora: Luisa Villas Liébana
Ilustradora: Bárbara Perdiguera
Editorial: SM
Género: primeros lectores
Páginas: 64
Publicación: 2000
ISBN: 8434870525
Ya se sabe que los ogros, cuando se enfadan mucho y abren la boca, pueden tragarse cualquier cosa. Eso les pasa al pequeño ogro y a la ogresa, y al ogro grande... Hasta que un día...
Me llamaron mucho la atención el título y, sobre todo, las ilustraciones de este libro y lo elegí como broche final para el club de lectura de 6 a 7 años de este verano. A pesar de que es un poco antiguo y creo que ya no es muy fácil de encontrar (nuestros ejemplares eran de la biblioteca y SM ya no lo tiene en su catálogo) pensé que con lo de moda que están ahora las emociones podría ser una buena manera de ayudar a los niños a entender por qué a veces se sienten como se siente y qué hacer cuando se sientan de una manera que no se corresponde con las vivencias que han tenido.
Porque justo de eso habla este libro: de mantener vivo un sentimiento (en este caso, el enfado) por mera costumbre, sin que nada lo haya desencadenado. Hablamos, así, de esas personas gruñonas, que siempre parecen estar de mal humor y de la reacción que causan en los demás.
También hablamos de esas ocasiones en las que parece que entramos en bucle y seguimos enfadados (o furiosos o tristes o con un rabieta) solo porque estamos enfadados, sin acordarnos ya de qué fue lo que nos hizo enfadar. Creo que de, esta manera, podemos ayudar a los niños a romper con sentimientos que a veces se alargar en el tiempo sin motivo y la verdad es que ellos lo entendieron muy bien.
Más allá del provecho que le he sacado a esta obra, he decir que la historia es bastante sencilla y que juega con recursos cuentísticos tradicionales como las secuencias (ocurre lo mismo tres veces en el libro) y las repeticiones, ambas con la intención de fijar conceptos y mensajes. Asimismo, también juega con la visión tradicional que tenemos de los ogros y aboga por romper con el mito y mostrar a unos ogros capaces de sentirse bien si consiguen romper la rutina y se esfuerzan un poco.
Como ya he dicho al principio, las ilustraciones me parecen preciosas. Son bastante esquemáticas pero están llenas de color y vida y creo que ayudan a comprender, mediante el uso del color y de las formas, el mensaje de fondo del libro.
En definitiva, un libro sobre sentimientos al que podemos sacarle mucho partido.
Porque justo de eso habla este libro: de mantener vivo un sentimiento (en este caso, el enfado) por mera costumbre, sin que nada lo haya desencadenado. Hablamos, así, de esas personas gruñonas, que siempre parecen estar de mal humor y de la reacción que causan en los demás.
También hablamos de esas ocasiones en las que parece que entramos en bucle y seguimos enfadados (o furiosos o tristes o con un rabieta) solo porque estamos enfadados, sin acordarnos ya de qué fue lo que nos hizo enfadar. Creo que de, esta manera, podemos ayudar a los niños a romper con sentimientos que a veces se alargar en el tiempo sin motivo y la verdad es que ellos lo entendieron muy bien.
Más allá del provecho que le he sacado a esta obra, he decir que la historia es bastante sencilla y que juega con recursos cuentísticos tradicionales como las secuencias (ocurre lo mismo tres veces en el libro) y las repeticiones, ambas con la intención de fijar conceptos y mensajes. Asimismo, también juega con la visión tradicional que tenemos de los ogros y aboga por romper con el mito y mostrar a unos ogros capaces de sentirse bien si consiguen romper la rutina y se esfuerzan un poco.
Como ya he dicho al principio, las ilustraciones me parecen preciosas. Son bastante esquemáticas pero están llenas de color y vida y creo que ayudan a comprender, mediante el uso del color y de las formas, el mensaje de fondo del libro.
En definitiva, un libro sobre sentimientos al que podemos sacarle mucho partido.
Nos seguimos leyendo.
Me lo apunto para regalo, que se ve muy bueno.
ResponderEliminarBesotes!!!
Ais, me encantan estos =)
ResponderEliminarBesotes