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jueves, 19 de septiembre de 2013

"La Academia se divierte", de Sebastián Moreno: un viaje por lo que se oculta detrás (o debajo) de los sillones de la RAE

    Esta no es una novela que hable de libros, es un ensayo que habla de escritores, de libros, de rencillas, de olvidos y de omisiones. Un ensayo que cuadra muy bien dentro del Mes de los libros sobre libros porque habla de la entidad que se encarga de velar por la herramienta fundamental con la que se construyen: el idioma. Así que he pensado rescatar la reseña que publiqué  en Anika entre Libros. A ver qué te parece.

LA ACADEMIA SE DIVIERTE
(La Academia se divierte, 2012)
Sebastian Moreno

Editorial La Esfera de los Libros
© Sebastián Moreno, 2012
© La esfera de los libros, 2012
1ª Edición, Septiembre 2012

Género y tags: Ensayo, RAE, literatura, lengua castellana, escritores, anécdotas, humor, literatura española
ISBN: 9788499702681
384 Páginas

    Argumento:


   Bajo el lema “Limpia, fija y da esplendor” la Real Academia Española atesora casi 300 años de anécdotas, críticas, chanzas, plantones, injusticias, desencuentros, intrigas, supersticiones, mitología, logros, propuestas, rechazos y confabulaciones.
    Sebastián Moreno recopila algunos de ejemplos con un gran sentido del humor mostrando que la intelectualidad también es humana, muy humana. A veces demasiado.

Opinión:
 
   Es fácil disfrutar de esta obra si a uno le gustan los entresijos de la literatura y los embrollos y recovecos de la intelectualidad. Porque, precisamente, de ellos (y en grandes dosis) habla Sebastián Moreno en este ensayo que descubre un buen puñados de “anécdotas, intrigas y desventuras de los ilustres académicos de la RAE en 300 años de historia”, como describe su subtítulo.
    Dividido en cinco apartados, esta recopilación de sucesos y supersticiones se abre con un prólogo en el que el autor realiza un breve resumen de la historia de la Academia y de su funcionamiento y sistema de elección de miembros. El humor que nos hará sonreír en más de una ocasión a lo largo de las 384 páginas de la obra ya se deja ver en esta introducción, primero, porque el libro está contando, precisamente, buscando el lado más humorístico, más humano, menos formal y serio de la RAE y sus miembros y, segundo, porque los propios académicos han hecho gala, en no pocas ocasiones, de un sentido del humor y una hilaridad capaz de despertar una sonora carcajada en el rostro más severo.
    El primer bloque es, también, el más largo. En él, Moreno va recopilando esas anécdotas prometidas, al tiempo que va dejando caer diferentes episodios que muestran las afinidades y desencuentros entre los miembros de la intelectualidad española, las pullas y las alabanzas, los apegos y las deslealtades y las amistades que sobreviven al tiempo y a las diferentes ideologías de sus integrantes. Porque ideología, también hay mucha en la obra y, por ende, en la Academia. No podía ser de otra manera en un ensayo que aborda la configuración de la RAE en 300 años de historia, con los vaivenes políticos vividos en España durante ese tiempo y sus consecuencias en la elección de miembros y en determinadas decisiones adoptadas por la institución.
    El relato de estas anécdotas, supersticiones, mitos, tanteos previos, resistencias, plantones, injusticias, polémicas, críticas y chanzas permite, al mismo tiempo, descubrir las costumbres de algunos autores a la hora de escribir (como ese José Hierro escribiendo, día tras día, en la mesa de un bar), la admiración (o todo lo contrario) que se profesan unos a otros, el devenir de la propia Historia de España o los entresijos sobre el propio funcionamiento de la institución, como los debates sobre la incorporación de determinados términos (Cela fue el único miembro que luchó por que la palabra “cojón” apareciese en el diccionario). El relato de sus relaciones, de sus encuentros y desencuentros, de las tretas, las razones para dejar a un autor fuera, los discursos de entrada y sus réplicas, la aceptación popular de determinados miembros o la (casi) eterna discriminación sufrida por las mujeres humaniza a la intelectualidad española, descubriéndonos su cara más personal e íntima. Del mismo modo, también conocemos la faz menos oficial de la  propia RAE, al mostrar su forma de trabajo y selección de miembros.
Pero no solo los académicos que han formado parte de la RAE aparecen en esta obra. También se narran jugosas anécdotas sobre autores que fueron propuestos y no elegidos, que rechazaron su ingreso o nombres olvidados o injustamente tratados. Al hilo de la literatura y la ciencia Sebastián Moreno narra, además, diversas historietas y sucesos relacionados con el mundo de la política, de la corona o del periodismo.
    El segundo bloque pretende, precisamente, hacer algo de justicia a varias mujeres doctas injustamente tratadas, rechazadas por la RAE durante casi 300 años. En él figuran los nombres de importantes escritoras e intelectuales que debieron formar parte de la institución en su época pero que no lo fueron, así como algunas anécdotas de las que sí consiguieron un sillón en la Academia, como Carmen Conde, la primera que lo logró.
    A la vista de tantos olvidos y tantas injusticias, por unos motivos u otros, el tercer bloque hace referencia a la configuración de la Academia tal y como la ideó Max Aub. Una Academia irreal en la que figuraban nombres como García Lorca o Miguel Hernández pero en la que, curiosamente, seguían sin aparecer nombres femenino. En la misma línea, el cuarto bloque recoge algunas de las voces críticas con la Academia y las razones de algunos antiacademicistas, como Miguel de Unamuno.
    Finalmente, el quinto bloque da cuenta de la historia de cada sillón, recopilando los nombres de los miembros que lo han ocupado a lo largo de los años. La obra incluye, además, una rica bibliografía, un utilísimo índice onomástico y una pequeña colección de fotografías entre las que no falta el falso retrato de Cervantes que preside el salón de actos de la RAE, el mismo que Ramón Menéndez Pidal no quiso retirar cuando se descubrió su falsedad por si en su lugar le obligaban a colgar uno de Franco y que aún continúa en el mismo lugar, por si las moscas, conjetura el autor.
    Y es que el humor es, precisamente, lo que abunda en esta obra. Humor humanizante y capaz de mostrar el lado más personal de unos intelectuales tan brillantes como especiales.
  Enlace a la publicación original en Anika entre Libros.
  Nos seguimos leyendo.

3 comentarios:

  1. Te admiro porque eres capaz de leer creo que cualquier tipo de género, libro, revista o lo que sea...yo no puedo leer cosas que sé que se me van hacer largas o no van a gustarme...Este sería una de ellas. Saludos

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  2. Parece interesante, y hasta necesario. Pero tengo la sensación de que hay muchísimas cosas ocultas en la RAE que no se van a contar ni en esta obra ni en otra.

    Gracias y un saludo

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  3. No es un género que lea, pero con este libro me has tentado, que estas curiosidades me gustan. Así que me lo dejo apuntado.
    Besotes!!!

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