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jueves, 29 de agosto de 2013

"Poemas", de Ángel González: una vida hecha poesía

   Siempre es un buen momento para recordar a Ángel González, uno de mis poetas favoritos. Así que rescato la reseña que publiqué en Anika entre Libros para animarte a leer unos poemas llenos de sensibilidad que, bajo su aparente sencillez, transmiten un sinfín de sensaciones.



POEMAS
(Poemas, 1980)
Ángel González

Editorial Cátedra
Colección Letras Hispánicas
© Cátedra
1ª Edición, 1998 (5º edición aumentada)
13º edición. 2007
Género y tags: Poesía, poesía del conocimiento, Segunda generación de posguerra, Generación de los 50, generación del medio siglo, Guerra Civil, posguerra, ironía, metapoesía, humor, memoria, autoantología, literatura española
ISBN: 9788437602363
224 Páginas

    Argumento:


   El propio autor eligió para elaborar este volumen sus poemas más significativos, aquellos que mejor le definen como poeta y como persona. Así, encontramos en estas páginas las composiciones que mejor muestran su manera de entender (y juzgar) el mundo, sus recuerdos infantiles y juveniles (empeñados por la posguerra), sus vivencias amorosas y hasta su concepto de la poesía: un muro en blanco sobre el fijar carteles, escribir declaraciones de amor, hacer grafitis… y hasta tirar escombros.

Opinión:
 

   Cuando uno ha crecido en la posguerra, hay vivencias y sentimientos que no se olvidan. Más aún si, como el propio autor explica en el prólogo de esta autoantología, vivió en el seno de una familia del bando perdedor. Por eso, la tristeza de la guerra, de sus consecuencias, de sus muertos y sus decepciones está tan presente en sus poemas. Pero son poemas pacíficos, llenos de recuerdos rescatados desde la óptica infantil que veía a su madre huir de la tormenta como quien huye de los bombardeos. Eso sí, detrás de la inocencia, detrás de la sencillez, subyace la crítica, el mensaje recriminatorio para quienes convierten a los ciudadanos en muertos o en mendigos hambrientos.
   Uno de los recursos más frecuentes para conseguir esta denuncia es la ironía, ironía que a veces llega a convertirse en auténtico humor (aunque no se quite de encima ese rastro de tristeza y amargura). Tal y como explica el propio González en el prólogo del libro, la ironía era, durante la posguerra, la mejor herramienta para burlar la censura: los censores muchas veces no se tomaban la molestia de reconstruir el significado real que subyace en el poema. O tal vez, su inteligencia ni siquiera fuera capaz de hacerlo. Pero el lector sí que lo hacía. Sí que lo hace. De ahí que la ironía llegase y se instalase en los poemas de Ángel González, convirtiéndose en una de sus señas de identidad. Humor e ironía nacen, a veces, de situaciones sorprendentes, de paradojas, del recurso a la fantasía, del equívoco que produce en el lector el relato de una situación como si fuera otra.
   La presencia del autor es constante. Desde el uso de su propio nombre (“Para que yo me llame Ángel González”) hasta la aparición de familiares y parientes, pasando por la percepción que los críticos literarios tuvieron de su obra, el poeta firma y protagoniza muchos de los poemas. Sus recuerdos son el tema de muchos de ellos, confirmado así que no se puede hacer Historia sin historias, que escribe su historia pero contando la Historia de un país, en un tiempo determinado.
   El choque entre lo real y lo ideal, entre lo que es y lo que debería ser; los juegos de palabras, los dobles sentidos, la identificación entre una situación trivial y un momento existencial desgarrador (el fin de las vacaciones y la emigración, por ejemplo) y el reírse hasta de uno mismo como filosofía vital dan cuerpo a unos poemas entresacados de sus obras más destacadas.
   La poesía de Ángel González es ingeniosa, es divertida y triste al mismo tiempo, es paradójica, es un juego en el que hay que participar. “Poemas” constituye un repertorio que viaja desde el recuerdo infantil hasta la decepción nihilista, pasando por el amor como sostén vital o la crítica social, política y religiosa. Es, pues, un abanico de posibilidades, un catálogo de sentimientos, un índice de recursos poéticos, una nómina de momentos irrepetibles. El más puro reflejo de cómo la historia personal y la Historia común están hechas del mismo material básico: el ser humano, la sangre que se repite. 
  Nos seguimos leyendo.

4 comentarios:

  1. Pues no conocía a Ángel González, pero por lo que cuentas, me parece de lo más interesante, ya que la poesía es un género que siempre me ha encantado, pero que me resulta complicado reseñar y a ti está claro que no...

    Un beso.

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  2. ¡Qué gran reseña! Y uno de nuestros grandes poetas, que con versos sencillos es capaz de transmitir tanto, de emocionarnos tanto...
    Besotes!!!

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  3. Empecé a buscar más cosas suyas por Margari, es de esa poesía que llega al que asoma, me gusta. Besos

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  4. Buena reseña!!
    Este autor no lo conocía, lo apunto =)

    Besotes

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