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jueves, 27 de junio de 2013

"Prométeme que serás delfín", de Amelia Noguera: prometido queda

 

    Ficha técnica:


Título: Prométeme que serás delfín                              Autora: Amelia Noguera 
Editorial: Amazon    Género: novela             Páginas: 248
Publicación: Septiembre 2002    ISBN: 978-84-8310-216-9

Sinopsis (editorial):


 Una profesora de Primaria aparece asesinada en su aula. Algunas de sus alumnas, amigas desde siempre, intentan evitar la CATÁSTROFE y deciden investigar quién ha sido el culpable. ¿Quién querría ver muerta a Adela? La lista es muy larga pero otro hecho terrible la reduce drásticamente.  A través de su mirada de niñas pero con la aguda intuición de la curiosidad infantil, el lector se adentrará en el mundo de Sofía, su amiga hiperactiva que más odiaba a la profesora. También conocerá por sí misma a su madre, una doctora que vive solo para su hija.  Sin embargo, lo que las amigas descubrirán en su empeño, desearán no haberlo aprendido nunca.
   Una de las cosas que más me gusta de la novela negra o de la novela policíaca es la indagación en la sociedad en la que los crímenes investigados tienen lugar. La forma de matar, el contexto en el que se produce el hecho, los testimonios de los testigos, las reflexiones de los investigadores incluso el asesino dicen mucho de la sociedad en la que viven. En ocasiones, hasta la sociedad es la que provoca directamente o indirectamente la muerte. Y eso es lo que ocurre en esta atípica novela de investigación sin investigadores, donde las "pesquisas" las llevan de forma bastante heterodoxa tres niñas de Primaria, en la que el cuaderno de sospechosos podría tener unicornios en la portada, pocos echarán de menos a la víctima y muchos podrían haber sido el asesino.
  Me ha gustado el planteamiento de la novela, ese utilizar el crimen para reflexionar sobre otras muchas cosas: la educación que potencia un único tipo de inteligencia, la apología de la competitividad que, para muchos, cimenta el sistema educativo; los miedos, que a veces parecen pueriles, pero que, en el fondo, siempre están ahí, aunque varíen las causas que los provocan; la integración y el aislamiento, la igualdad y la diferencia... Y sobre todo, la crisis, esta crisis que convierte esta novela en un texto absolutamente pegado al tiempo y a la sociedad en que los vivimos, un texto bronco en ocasiones, rabioso, enfadado, indignado. Amelia Noguera hace crítica social (o, más bien, crítica política) en esta novela y se le nota la rabia. Esa rabia que muchos (¿todos?) sentimos por lo que está pasando, por ese desmantelamiento del estado del bienestar que se ensaña con dos de sus pilares básicos: la sanidad y la educación. Rabia por ese "apretémonos el cinturón" mientras otros siguen agrandado sus cinturones para que les quepan sus cada vez más abultadas barrigas. En las antiguas tragedias griegas, había un momento en el que todos los actores se marchaban y dejaban solo al coro para que este, directamente, interpelase al público. Muchas veces, transmitían las ideas del autor, por lo que el término parábasis (que es el que definía ese momento de la representación) ha acabado definiendo la ruptura del hilo argumental por parte del autor para dar su propia opinión sobre algún tema. Aunque aquí no hay ruptura en el relato, sí he oído la voz de Amelia en muchas de las cosas que critica la madre de Sofía. Y creo que su crítica es la que muchos podemos hacer.
  Así que, en el fondo, esta novela que se disfraza de criminal es, en realidad, literatura de barricadas, literatura comprometida, literatura que toma posiciones para criticar (y transformar) la sociedad en la que nace. "La poesía es un arma cargada de futuro", decía Gabriel Celaya. "La novela también lo es", parece apostillar Noguera.
  Además de la crítica social, el otro gran tema que aparece en la novela es el Trastorno por Déficit de Atención (TDA), con o sin hiperactividad. Me ha gustado mucho que Amelia nos acerque a esta Sofía/delfín y a su guerrera madre para que nos muestren cómo se vive y cómo se lucha cuando uno sabe que algo pasa pero nadie más lo cree así. Cómo se lucha cuando te cierran puertas, nadie te comprende, ni tú misma a veces, y no queda más recurso que la fe en uno mismo y en quienes quedan a tu lado. Me ha encantado conocer a esta Sofía que promete y que tanto cariño es capaz de dar. Creo que el tema está suficientemente desarrollado en el libro, aunque no me hubiera importando que incluyera, por ejemplo, el punto de vista del resto de los alumnos o de los padres de esos alumnos, más allá de esas miradas de reprobación de las que habla la madre de Sofía. Es un problema social que atañe a mucha gente: a los afectados, por supuesto, pero también a los compañeros, a los profesores, a los especialistas... Sé que es cierto que a veces no se encuentran respuestas, que a veces no se hacen bien las cosas, pero también sé que las consecuencias las asumen no solo los afectados, sino también quienes les rodean, en mayor o menor grado. Es un tema duro y me ha resultado muy interesante leer y reflexionar sobre ello y contrastar lo que he visto y oído sobre el asunto con una experiencia como la de Sofía.
  La obra se construye sobre los pilares que le brindan dos voces narrativas: la de la madre de Sofía (cuyo tono es, ya lo he dicho, bronco, desesperado, enrabietado... menos cuando habla sobre la propia Sofía) y una de las amigas que "investigan" el caso. Las dos hablan en primera persona pero lo hacen en capítulos diferentes (mucho más cortos los de la madre, que son los que incluyen la parte más reflexiva y reivindicativa de la novela), así que no hay posibilidad de dudar sobre quién habla. La niña, por su parte, está situada dentro del relato en el futuro y desde ahí nos narra los hechos, por lo que, en ocasiones, también incluye reflexiones a posteriori sobre la repercusión que los acontecimientos narrados tuvieron o dejaron de tener en su infancia y la de sus amigas. Esta doble ubicación temporal de esta segunda voz narrativa me ha provocado alguna que otra duda sobre su verosimilitud, pero puede ser cosa mía. Me explico: si tú eres una adulta que ha reflexionado mucho sobre lo que te ocurrió en la infancia y que expones a alguien reflexiones y recuerdos sobre lo que viviste y lo que aquello pudo hacer con tu infancia... ¿hablarías de "cono" y de "educa" y serías capaz de recuperar en ese momento de tu trayectoria personal la inocencia de los niños a la hora del ver el mundo para describir lo que viviste? Me parece que la voz y la mentalidad infantiles están muy logradas... lo que me chirría es la ubicación narrativa de esa voz. Al situar la primera intervención de esta narradora en el futuro que analiza lo que ocurrió, yo ya escucho en mi cabeza una voz adulta y me chirría que hable como una niña o que mezcle la visión infantil con la reflexión de la madurez. Tal vez, si hubiera empezado con la voz infantil y en el último capítulo hubiera introducido la voz adulta y reflexiva no me hubieran surgido estas dudas. O quizá sea yo, que me  dejé llevar durante la lectura por este problema de verosimilitud en vez de escuchar lo que estaba realmente contándome. He intentado imaginármelo dentro de mi cabeza como esas pelis en las que la voz adulta en off empieza a narrar y desaparece para dejar paso a la narración fílmica o en las que una voz infantil toma el relevo de esa voz adulta para seguir narrando... pero no me ha funcionado. Quizá, ya digo, es que le he dado demasiadas vueltas al asunto...
  En cualquier caso no puedo cerrar esta personal opinión sobre esta novela sin hacer mención de un pequeño guiño metaliterario que me ha encantado: ese momento en el que las niñas tratan de desentrañar los mecanismos de la literatura de misterio compartiendo los elementos y procesos que ellas han ido encontrando en los libros que han ido leyendo. Un bonito reflejo de cómo los lectores aprendemos a valorar las estructuras y técnicas narrativas casi sin darnos cuenta.
   En definitiva, una novela que se lee rápidamente, quizá un poco maniquea (aunque comprendo la razón de que lo sea) pero con personajes muy humanos que, entre tanta crítica y tanto sufrimiento, también canta a la amistad, a la fortaleza, a la perseverancia, a los que hacen bien su trabajo, a los que se implican, a los que luchan y a los que guardan en su corazón la esencia del delfín.
  Nos seguimos leyendo.      

   Incluyo este libro en los siguientes retos:
  •  Reto Autores de la A a la Z: N
  •  Desafío100 libros: 64/100
  • Reto Sumando: 26/2013           




14 comentarios:

  1. Tiene muy buena pinta, me lo apunto! ;)

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  2. Menuda reseña! A mi me ha gustado bastante, la reseño la próxima semana, un beso

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  3. Muy buena reseña. Ojalá triunfen los delfines.

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  4. Gracias, Lidia, una reseña muy profunda.

    Solo me gustaría hacer un par de puntualizaciones. La primera es sobre la voz de la narradora anónima. He sido consciente del problema de verosimilitud que podría suponer el obligar a esa narradora a hablar desde dos puntos de vista. Me interesaba mucho que ella contara parte de los hechos desde un punto de vista de adulta, años después, cuando ya ha podido pensar y revivir lo sucedido, pero tampoco quise renunciar a su punto de vista infantil. Para solucionarlo, o intentarlo aun siendo consciente de que no todos los lectores se percatarían de ello, usé dos tiempos verbales. Cuando la narradora anónima infantil habla en pasado, lo hace desde el futuro y el lenguaje es diferente, algo más adulto aunque no exageradamente; cuando narra en presente, está metida de lleno en la trama que ve, oye y siente de su experiencia en el colegio y es cuando usará expresiones infantiles y su mundo es el de una niña, porque, lo que narra en presente, es como si lo estuviera viviendo en ese momento. Me interesaba mucho ese recurso porque da agilidad y ritmo a la novela. El tiempo verbal en este caso tiene mucha importancia pero sé que esto ha podido pasar desapercibido porque no es habitual usarlo de ese modo y además así debe ser. Los recursos estilísticos no deben ser aparentes para el lector, sino más bien todo lo contrario.

    Sobre el maniqueísmo del que hablas, discrepo ligeramente. Yo creo que esta es una novela con muchos matices, en la que en este momento es más fácil dejarse llevar por la crítica, que es descarnada (más que por lo que se dice, que se dice muy poco, por cómo se dice y por cómo se muestran sus consecuencias) que por la esperanza que intento trasladar por el futuro pero en realidad hay mucho optimismo en esta novela. Somos delfines, saldremos de esta.

    En cualquier caso, sé que una cosa es lo que yo escribo y otra la que vosotros, los lectores, interpretáis y justo eso es lo más maravilloso de la literatura.

    Mil gracias por tu reseña y un fuerte abrazo,
    Amelia

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    1. Amelia, perdóname que te replique, no tengo ninguna intención de llevar la razón a toda costa, pero es que me encanta poder hablar contigo de la obra.

      Sí me había percatado del cambio de tiempo narrativo cuando, efectivamente, la narradora anónima está inmersa en su pasado. Y también había apreciado el cambio en su lenguaje. Pero hay pasajes en los que me surge la duda (y de ahí que me haya comido tanto la cabeza). Por ejemplo (y perdóname que no te ponga página, pero en el kindle no me sale, la cita está en el 11%): "Estudiar 'Cono' no fue ni más ni menos difícil que antes del asesinato". En los párrafos precedentes habla la voz, llamémosla adulta, que se dirige directamente al lector o a su auditorio y le dice "creo que es hora de hablar de mi madre", por ejemplo... y también habla de "cole" y de "profe". Mi duda surge porque me parece un tipo de lenguaje más propio o de la niña que fue o de un registro coloquial, y aunque el "creo que es hora de hablar de mi madre" le dé una cierta informalidad, en ningún momento he pensado que la narradora hable, sino que he supuesto que estaba escribiendo para mí, para su lectora. No sé si me explico... Ya digo que quizá es que le he dado demasiadas vueltas.

      Y respecto al maniqueísmo, por supuesto que es una lectura personal. Cada uno recibimos la obra con nuestras cargas encima, y la mía es la de ser una aspirante a profesora de Secundaria con una familia llena de profesores, maestros, "petés" y hasta inspectores de Educación. Y al leer, me ha parecido que ofrecías una visión demasiado negativa del sistema educativo, que no digo que no sea cierto que se producen los errores que comentas, pero me ha dado la sensación de que no había equilibrio entre los errores y los aciertos, entre los profesores buenos y los malos. Por ejemplo, en la sanidad, solo se da una visión negativa de quienes ejercen el poder; la madre de Sofía, una profesional tan valiosa y valiente como otros muchos médicos que nos atienden en la realidad, no tiene un contrapunto negativo, un compañero que ejerza mal su trabajo, por ejemplo. De ahí que la sensación que yo (y repito yo) he tenido es la de: médicos buenos, profesores malos. Es una percepción personal también propiciada por mala imagen social que se está transmitiendo de los profesores en particular y de los funcionarios en general desde hace tiempo; una campaña de desprestigio que me hace estar, como ves, a la que salta.

      Amelia, me ha gustado mucho tu novela, de verdad. Pero no me puedo desprender de lo que soy y de lo que pienso para valorarla. O, por lo menos, no quiero hacerlo en este contexto: un blog en el que cuento lo que las lecturas me dicen a mí. Mi visión personal es lo único diferente que puedo añadir yo a esas reseñas completísimas y fantásticas que pululan por la red. No siento cátedra, no pretendo que nadie crea que tengo la verdad absoluta de lo que digo, no hago crítica literaria y hasta tengo dudas en llamar a lo que hago reseña. Solo doy mi visión como lectora, lo más respetuosa posible (y espero que así se perciba) como una lectora personal, llamada Lidia Casado, única, que no comparte las mismas experiencias con nadie más, que ha disfrutado muchísimo conociendo a Sofía y leyéndote (era la primera que lo hacia, que conste) pero que, despues de leer la novela, tiene en la boca los sabores discordantes que he comentado.

      Gracias por tu mensaje y por tratar de resolver mis dudas. Y gracias por leer mi reseña, por supuesto.

      Nos seguimos leyendo (yo a ti, desde luego!)

      Un beso fuerte, Amelia

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    2. Claro que sí, Lidia, la lectura y la escritura son actos personales y nadie puede sustraerse de lo que es al leer, aunque sí debería intentar hacerlo a veces al escribir. O no, depende de lo políticamente correcta que desees ser.

      Sobre el estilo, me alegra que al menos vieras lo de los dos tiempos porque eso significa que intenté hacerlo bien, aunque puede ser que haya cometido errores. Las que marcas son palabras sueltas; por ejemplo, yo, que soy adulta, siempre hablo de "Cono", jamás de Conocimiento del medio y ninguna madre que conozca y que tenga hijos en Primaria lo hace tampoco. Yo estudié la asignatura de Sistemas digitales en la Universidad y jamás la llamé así, ahora, cientos de años después, todavía la llamo "digitales" a secas. Así que es una cuestión de experiencia pero esa es tu sensación y yo la respeto; es tuya.

      De todas formas le echaré un vistazo al texto por si se me hubiera pasado alguna incoherencia de ese tipo que te saque de la lectura, eso no debería ocurrir.

      Sobre lo demás, ¡qué complicado es escribir para todos! Te aseguro que tuve muchísimo cuidado en no ser maniqueísta y, sobre todo, en dar una versión equilibrada del profesorado. Tengo buenísimas amigas profesoras a las que admiro. Y ellas no solo luchan contra el sistema en el que a veces dejan de confiar, luchan contra infinidad de factores que, en muchos casos, les hacen abandonar sus centros con depresión. Son ellas mismas (y ellos) las más críticas con el sistema y con lo que viven. Ser profesor hoy en día es, más que nunca, muy complicado por infinidad de factores, que dan para una novela de mil páginas.

      Pero no creo que haya que olvidar que esto es ficción, el personaje de Adela no existe, ¿por qué genera esa sensación de mayor crítica negativa si también aparecen profesores comprometidos y profesionales en la trama? Yo creo que esa es la cuestión más importante. Si nunca has conocido una profesora como Adela, en esta novela verás más apoyo y reconocimiento hacia el profesorado que crítica. La crítica mayor es hacia la administración, no hacia el propio profesorado, igual que en el caso de la doctora.

      En esta novela aparecen muchos profesores, no solo está Adela, también está Rodrigo o Celia, y ellos no son como ella, ellos sí son buenos profesores, como hay miles. Sin embargo, no sé por qué razón, pasan desapercibidos. Quizás porque cuando algo nos toca de cerca y se critica, esa crítica siempre nos llega mucho más adentro que el elogio, puede que sea nuestra naturaleza. Pero el elogio está en mi novela también y el agradecimiento y el apoyo. No todo es Adela. Ni en la vida, por suerte, ni tampoco en mi novela.

      Me interesa mucho recalcar esto, Lidia, porque en mi entorno hay muchos Rodrigos y muchas Celias, esta tarde viene una a mi casa a tomar café, y a ellos es precisamente a quien está dedicada esta novela (en el tema educativo, que no en el del TDAH). Las Adelas ni la leerán ni se darán por aludidas, por eso son Adelas.

      Y claro que nos leemos.
      Un beso, Lidia.

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    3. Por cierto, mucha suerte con tu oposición, dentro de unos años, cuando mis mochuelos ya no me hagan caso, yo también opositaré (si sigue habiendo oposiciones) a profesora de Literatura ;)

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    4. Sí, en eso ando yo también. A ver si el año que viene convocan.
      Y lo de "cono" puede ser cosa mía: sé lo que es, obviamente, pero como no es una asignatura que no haya estudiado y mi hija todavía no ha llegado... pues no tengo la confianza suficiente como para llamarla "cono" jajajaja.
      Un beso Amelia, a ver si este verano saco tiempo para leer "La pintora de estrellas", que le tengo muchas ganas ;)

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    5. Espero que te guste. Y también espero que no te haya molestado que haya escrito los comentarios. No lo hago nunca de esta manera, creo que cada cual tiene derecho a opinar lo que desee sobre lo que lee, que para eso es su opinión, sin que el autor rebata esas opiniones, que en muchos casos incluso son completamente subjetivas, pero el tema aquí es muy controvertido y quería aclararlo un poco.
      Un beso.

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    6. ¡Para nada!! Todo lo contrario, encantadísima de poder hablar contigo, aclarar mis dudas y compartir opiniones.
      Espero que a ti tampoco te haya molestado nada de lo que yo he dicho :)
      Un beso!

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    7. Claro que no, Lidia. Al contrario. Además, cuando escribí esta novela sabía que podría generar controversia. Pero, a veces, es a través de ese diálogo con uno mismo cuando se piensa en lo que te rodea. Estamos demasiado acostumbrados a que todo sea como es sin plantearnos si podríamos hacer algo para cambiarlo. La respuesta es lo de menos, lo que importa, para mí, es hacerme esa pregunta.
      Besos.

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  5. Sólo he leído una novela de Amelia Noguera y que quedé encantada, por lo que repetiré y no estaría mal que fuese con esta novela. Un beso.

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  6. Me ha gustado mucho la reseña, la encuentro muy personal, muy subjetiva en el buen sentido de la palabra; es decir, me encanta que hayas dado tu punto de vista absolutamente personal, porque de eso se trata. Otra cosa es que haya discrepancias (no hay nada más que leer el debate que se ha establecido entre tú y la autora, que es de lo más enriquecedor). ¡Ojalá muchos autores se prestasen a ello de la misma manera que lo hace Amelia!.

    Un bes.

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  7. Una reseña muy sincera, da gusto leer opiniones así.
    A mi la novela en un principio no me llama mucho, por ahora tengo muchos pendientes que me atraen mucho más.
    Besitos.

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