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viernes, 14 de junio de 2013

BBF#38: "El sol de Breda", de Arturo Pérez-Reverte

  
   La verdad es que esta semana no estoy teniendo demasiado tiempo para leer, así que llevo ya unos días en guerra, como corresponde al mes en el que nos encontramos. Concretamente, estoy en Flandes, luchando codo con codo con los tercios españoles. Estoy cubierta de barro, tengo hambre y ya he tenido que salvar a Íñigo de un par de estocadas. A Alatriste, no. Alatriste se vale por sí mismo. Sus ojos glaucos me miran a veces, como preguntándose que hago yo allí, una española del futuro que no entiende una guerra por la religión ni por unos territorios que sea acabaron perdiendo. "Te acompaño, Diego. Vayas donde vayas", le digo con mi mirada. Él asiente y sigue caminando. Va en busca de la próxima batalla. Y yo acompaso mi caminar al suyo.

 BBF#38

 Voto a Dios que los canales holandeses son húmedos en los amaneceres de otoño. En alguna parte sobre la cortina de niebla que velaba el dique, un sol impreciso iluminaba apenas las siluetas que se movían a lo largo del camino, en dirección a la ciudad que abría sus puertas para el mercado de la mañana. Era aquel sol un astro invisible, frío, calvinista y hereje, sin duda indigno de su nombre: una luz sucia, gris, entre la que se movían carretas de bueyes, campesinos con cestas de hortalizas, mujeres de tocas blancas con quesos y cántaros de leche. (“El sol de Breda”, Arturo Pérez-Reverte)
     Nos seguimos leyendo.

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