"Pídeme lo que quieras", de Megan Maxwell: amor, humor y sexo

 

 

 

 

         Ficha técnica:

Título: Pídeme lo que quieras       Autor: Megan Maxwell

Editorial: Esencia                                                        Género: novela, novela erótica, novela romántica             Páginas: 464

Publicación: 08/11/2012  ISBN:  978-84-08-03451-3

Sinopsis (editorial):

   Tras la muerte de su padre, el prestigioso empresario alemán Eric Zimmerman decide viajar a España para supervisar las delegaciones de la empresa Müller. En la oficina central de Madrid conoce a Judith, una joven ingeniosa y simpática de la que se encapricha de inmediato. Judith sucumbe a la atracción que el alemán ejerce sobre ella y acepta formar parte de sus juegos sexuales, repletos de fantasías y erotismo. Junto a él aprenderá que todos llevamos dentro un voyeur, y que las personas se dividen en sumisas y dominantes... Pero el tiempo pasa, la relación se intensifica y Eric empieza a temer que se descubra su secreto, algo que podría marcar el principio o el fin de la relación.

    Finalizo mi participación en la quincena erótico-festiva de Libros que hay que leer con uno de los libros de esta nueva hornada de literatura erótica que desde la aparición de las archiconocidas 50 sombras de Grey inundan las mesas y páginas de novedades que más me ha gustado (de hecho, hay muchos que he leído y ni siquiera he reseñado, porque no sabía qué decir sobre ellos). Y me ha gustado más que otras por dos razones fundamentales: la protagonista, que no es una mujer gazmoña, ñoña o insegura (como otras) y por el humor que destila (vamos, que me he echado alguna que otra carcajada con esta Judith que es una fuerza de la naturaleza). El hecho de que los protagonistas paren a comer en el pueblo en el que vivo (que, por cierto, ya me dirán dónde comieron, porque yo pensaba que no había mucho donde elegir...) no tiene nada que ver con que prefiera esta novela a otras del género.
   La acción (erótica) comienza desde el minuto 1, para qué vamos a esperar más si sabemos a lo que hemos venido. Una primera escena de la que Judith es testigo (como ocurrirá en otras ocasiones a lo largo de la novela) y que trae al libro uno de los mitos eróticos tradicionales: el voyeurismo. Un voyeurismo que estará muy presente a lo largo de la novela y que hará del mirar un placer más. Y es que Pídeme lo que quieras cumple con otro de los requisitos de esta nueva generación de literatura erótica: presentar a los lectores (¿sería más correcto decir lectoras?) prácticas sexuales diferentes, menos convencionales que el típico misionero, que puedan sugerir o, en cualquier caso, hacer fantasear a más de uno. En este caso, no hablamos de sado sino de intercambio de parejas, tríos, orgías, juguetes sexuales (por supuesto, imprescindibles en este tipo de literatura), voyeurismo y demás características del sexo en grupo. Todo lo necesario para subir la temperatura de la lectura... y del lector.
  Otro de los elementos imprescindibles en este tipo de literatura parece ser (según están configurando los libros que se van publicando) el oscuro pasajero con el que cargan uno o varios de los protagonistas, requisito que también se cumple en esta novela y que da un toque de negro al rojo pasión del argumento.
  Por lo demás, idas y venidas, errores y malentendidos, secretos y confesiones, juegos y despertares sexuales, aproximaciones y alejamientos y demás giros y vaivenes argumentales a los que también nos van acostumbrando estas novelas.
  En definitiva, una novela entretenida, en la que el humor y la personalidad de la protagonista se convierten en el gran éxito de la obra (al menos para mí), más realista y creíble que otras (a pesar de que hay aspectos de los dudo) y que se devora a pesar de sus más de 400 páginas. Para mí, sólo un punto muy muy negativo: la presencia constante de las canciones de Malú, una cantante cuya voz me gusta y cuyas melodías no están mal pero de la que detesto sus letras. Bien escuchadas (al menos las que yo he escuchado, tampoco soy una experta en Malú, precisamente, por esta razón), no hablan más que de una mujer sumisa, rendida al amor, sin espíritu crítico, capaz de anularse por un hombre que, en muchas ocasiones, no provoca más que sufrimiento. Por mucho que la canción Blanco y Negro pueda reflejar la historia de amor (o lo que sea) de Judith y Eric, los protagonistas de esta novela, el hecho de incluir canciones de mujeres sumisas en un libro que, creo yo, defiende justo lo contrario (frente a otras novelas del género) me chirría. Claro que todos albergamos nuestras propias contradicciones en el corazón.
   Nos seguimos leyendo.

   Incluyo este libro en los siguientes retos:

•  Reto 13.000 páginas: 464/13.000
•  Reto En Femenino: 4/15
•  Reto Genérico: 2/3 amorosos
•  Desafío100 libros: 5/100
• Reto Sumando: 21/2013
• Reto 25 españoles: 7/25