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jueves, 21 de febrero de 2013

"El frío", de Marta Sanz: cuando el amor hiere como el hielo

   La novela corta que hoy rescato de Anika entre Libros no pertenece al género negro pero sí que se ajusta bastante bien al clima que estamos creando durante este febrero. Es una novela complicada, que sugiere más que cuenta y que te deja metido en el cuerpo el frío del que habla su título.


EL FRIO
(El frío, 1995)
Marta Sanz Pastor

Editorial Caballo de Troya
© Marta Sanz, 1995
© Random House Mondadori, 1995, 2012
1ª Edición, Enero 2012

Género y tags: novela corta, narrativa, amor, locura, literatura española
ISBN: 9788496594685
124 Páginas

   
Argumento:
  
  El pasado y el presente, la individualidad de la memoria y la objetividad de los acontecimientos actuales, el amor y el desamor se convierten en esta obra en protagonistas antagónicos pero cuya complementariedad va configurando las distintas pinceladas que permiten ir reconstruyendo una historia que aún duele: una visita a un centro de salud mental, la vida en éste, la soledad de la relación que ya acabó pero que todavía escuece en el recuerdo, los reproches, la locura… y el frío, el frío, el frío. El amor amargo, el amor áspero y helado, el amor que hiere y deja en el alma cicatrices difíciles de cerrar queda perfectamente reflejado en este viaje sin fin, en el que los recuerdos son las estaciones de paso y el frío, el lugar en el que se habita.

Opinión:
  
    El frío no es una historia al uso, con su principio, su desarrollo y su final. El frío es una historia... pero puede ser miles, tantas como lectores se dejen seducir por sus palabras.
Puede que  El frío ni siquiera sea una historia. Hay unos personajes, sí, y unos hechos, también... Pero el hilo que hilvana las pinceladas que el narrador y la protagonista nos van dejando ver no sirve para unir todos los recortes de la trama. Algunos, quizá fundamentales, se han perdido por el camino. El frío es un puzle en el que no todas las piezas encajan. Como a veces pasa en la vida. Como en ocasiones ocurre en el amor.
    Porque lo que sí es El frío, es un libro sobre el amor. Pero sobre el amor destructivo, el amor huracán, el amor sacrificio no correspondido, el amor que humilla, el que envilece, el amor egoísta y el amor acomplejado por el propio amor. La cara más amarga del amor y también del desamor quedan retratadas en esta novela sin principio ni final, sin consecutividad, donde los episodios se suceden creando significados pero ni sabemos a ciencia cierta cuál es su orden, ni sus consecuencias. Ni siquiera las causas del estado actual de las cosas. 
    El narrador adopta distintos puntos de vista, diferenciados a través de la alternancia de personas gramaticales. Así, emplea la primera y la segunda persona para que la protagonista hable consigo misma y con Miguel, ese amante del que nos van transmitiendo pinceladas con el fin de mostrarnos cómo el frío constituye la mejor definición de su personalidad. En largos coloquios, desnuda su heladora historia de amor fracasado, en un intento de olvidar mediante el recuerdo, de hablar para olvidar. Con un tono bronco, casi cruel (tanto con Miguel como consigo misma), la protagonista desgrana una historia de amor llena de lugares de paso, de autobuses y trenes. Lugares de tránsito en los que queda patente el azar de los encuentros y los desencuentros, los destinos que se entrecruzan y se comparten durante unos minutos, unas horas, para desenredarse en vidas paralelas que no volverán a enlazarse jamás.
   Junto a esta narración personal, reflexiva e intimista, el narrador adopta también la tercera persona omnisciente, que aporta distancia y objetividad. A través de ella vamos descubriendo el presente de Miguel, internado en una institución mental, desde el momento en que recibe la visita de la protagonista. El uso de la tercera persona aporta, en este caso, la perspectiva de la cámara de seguridad, que registra desde su posición privilegiada pero no juzga, que delata las pequeñas y grandes miserias de una residencia de este tipo pero no moraliza.
    Esta alternancia de puntos de vista a lo largo del relato está estrechamente vinculada también con una manía, un vicio (o quién sabe si una virtud) de la protagonista: su capacidad para desdoblarse, para vivir las situaciones desde dentro y desde fuera al mismo tiempo, para vivirlo y contarlo, para describir un acontecimiento como si me hubiera ocurrido a otra persona. Este desdoblamiento de la personalidad, la acerca a su amante a Miguel y a su reclusión en la residencia.
El frío que cala hasta los huesos queda reflejado en esta novela en su título, las emociones que transmite y también en algunas imágenes muy gráficas, como esas manos heladas que maneja la protagonista o el cristal de la ventana roto en mil pedazos de la habitación de Miguel.
   Y es que  El frío es una novela “agriamarga”, no hay dulzor por ninguna parte. Y no es recomendable para aquellos que disfruten de las historias con principio y final.  El frío no cuenta ese inicio y su desenlace, sólo se preocupa del viaje, del desarrollo. Más que una historia por armar, es un conjunto de reflexiones, de sensaciones y, sobre todo, de sentimientos: de agravios y humillaciones, de amargura, de sinsabores, de soledades, lágrimas... Y de frío.
   El frío es una forma de sentir, más que de contar; es la forma de vivir y definir el amor en esta novela. Porque el amor da calor pero también frío, mucho frío, cuando está gobernado por la tensión, el nerviosismo, el miedo al rechazo y la soledad. Por eso, en esta obra el frío no es una estación de paso. Es, simple y llanamente, el lugar que se habita.
   Enlace a la publicación original en Anika entre Libros. 
   Nos seguimos leyendo.


6 comentarios:

  1. La verdad sea dicha... De entrada me llama la atención el argumento de la novela, pero leyendo tu estupenda reseña, tal vez me equivoco, pero percibo como si no lo recomendases a ciegas... Es así?
    Porque tu opinión me es muy válida para elegir o no próximas lecturas.

    Besosss

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    Respuestas
    1. No, no la recomiendo a ciegas. Marta Sanz me parece una escritora especialmente difícil de leer y, en el caso concreto de esta novela, a pesar de lo corta que es, la impresión general es que sugiere más que cuenta. O sea que no deja atados todos los cabos, puede ser una cosa pero también puede ser otra... deja que el lector contruya o reconstruya la historia. Y eso no siempre es satisfactorio para el que lee.
      Yo creo que, o conoces a la autora, o tienes alguna razón concreta para sentir curiosidad por ella, o te gusta complicarte la vida leyendo... o si no, elige otra novela. De Marta Sanz, por ejemplo, me parece más asequible "Black, black, black".
      Besos

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  2. Muy interesante este libro. Hace un par de meses leí dos reseñas de dos libros distintos en los que sus protagonistas también eran enfermos mentales. No recuerdo ahora los nombres pero es una temática que siempre me ha atraído. En cuanto a la cubierta, me ha costado distinguir qué mostraba. Un beso.

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  3. Pues después de leer la reseña me sentí atraída pero no he podido evitar leer el comentario entre las respuestas y más me ha picado la curiosidad Lidia. No he leído nada de Marta Sanz pero creo que no me importaría nada intentarlo. Besos

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  4. Me gusta las novelas que cada uno encajamos a nuestro gusto, se siente uno un poco creativo. Lo que me para un poco es la dureza de la que hablas.
    Un beso.

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  5. Consigues despertar mi curiosidad. No me sonaba de nada este libro. Y me tientas. Se ve diferente a las lecturas habituales. Tendré que darle una oportunidad, pero no me preguntes cuándo...
    Besotes!!!

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