"El método Figueroa", de Alberto Fernández Partido: jugando con los límites de la realidad

   Me encantan los libros que proponen un reto al lector, que le ponen a prueba, que fuerzan los límites entre realidad y ficción. Me los tomo como un juego y disfruto mucho de ellos, más allá del mero argumento, que unas veces es mejor y otras peor, como todo en la vida. Hoy rescato de Anika entre Libros una novela metaliteraria que le da un giro más a la relación entre escritura/realidad/trama. Si la lees, descubrirás por qué lo digo.

EL METODO FIGUEROA
(El método Figueroa, 2011)
Alberto Fernández Partido 
Editorial Atlantis
Colección Narrativa
© Alberto Fernández Partido, 2011
© Ediciones Atlantis, 2011
1ª Edición, Abril 2011
Género y tags: Novela, novela urbana, suspense, metaliteratura
ISBN: 9788415228547
236 Páginas

Argumento:

  Edmundo Figueroa y Leandro Delpuente vuelven a encontrarse después de años sin verse. Ese día, sus vidas cambiarán para siempre. Edmundo es un famosísimo y premiadísimo escritor con un método creativo original y, lo que es más importante, efectivo. Muy efectivo, a juzgar por el número de ejemplares escritos y la cantidad de premios cosechados. A pesar de su éxito, no concede entrevistas, pero hará una excepción con el periodista y gran amigo Leandro. Como se temía, éste no podrá evitar preguntarle por el método, pero Edmundo consigue salir airoso sin desvelar en qué consiste. Sin embargo, los comentarios de su amigo despertarán una duda que guiará a ambos personajes por caminos insospechados.

Opinión:

   La curiosidad ha sido la que ha tirado de mí para devorar este libro. Curiosidad al leer el título por ver en qué consistía el método, curiosidad por saber qué ocultaban los personajes tras conocerlos, curiosidad por descifrar porqué les pasaba lo que les estaba ocurriendo, curiosidad por descubrir los entresijos de la creación literaria y curiosidad, en definitiva, por resolver el misterio que los envuelve a todos.

    Y es que esta primera novela de Alberto Fernández Partido es una de esas obras capaz de jugar con el lector, sorprendiéndole con giros inesperados, mezclando ficción y realidad y retándole a desentrañar la verdad profunda de lo que le pasa a los personajes.

    Unos personajes con pasado, presente y futuro, sobre los que encontramos algunas pinceladas en el planteamiento de la obra pero que iremos descubriendo, conociendo y queriendo (es inevitable empatizar con ellos, con sus preocupaciones, sus sentimientos y los sucesos que les acontecen) a largo de la novela. Su estructura propone caminos independientes que se encuentran en los momentos más cruciales de la trama y que van configurando dos historias paralelas y, sin embargo, indisolublemente unidas.

    Respecto a los personajes podemos encontrar un primer juego con el lector: un cierto efecto espejo que ahonda en cómo los seres humanos creamos vínculos y en cómo a veces sentimos afectos inexplicables en un primer momento por razones que se encuentran en nuestro pasado o, incluso, en nuestro inconsciente.

    En este sentido hay que destacar otro aspecto importante de la obra: el uso de los sueños y las pesadillas (en las que, incluso, unas personas se convierten en otras delante de nuestros ojos) como materia literaria. Como decíamos antes, Alberto Fernández Partido juega con los límites entre la realidad y la ficción, entre lo que el lector puede considerar verosímil o inverosímil, y los sueños serán parte fundamental de este juego. Pero no sólo eso. En esta indagación sobre las bisagras que nos sitúan en el mundo real o en el imaginario, también jugarán un papel imprescindible los sistemas y métodos del escritor a la hora de llevar a cabo su trabajo. De hecho, la obra propone una interesante (y arriesgada) reflexión sobre la propia literatura, la forma de configurar una novela y dar vida a los personajes, en un guiño hacia la metaliteratura.

    Pero éste no es el único género que podemos encontrar en esta novela. Tiene chispas de suspense e intriga, gotas de novela fantástica, una cucharadita de romanticismo, el trasfondo que le proporciona la novela urbana, pinceladas de realismo mágico, unas migajas de narrativa psicológica... Una mezcla de ingredientes que hacen complicado clasificar esta obra dentro de un género específico y que proporcionan un aliño de lo más jugoso a su trama.

    Y todo ello con un estilo sencillo y una prosa ágil y vital que convierten la narración casi casi en una secuencia cinematográfica, en la que no hay demoras en los detalles accesorios (aunque sí en los necesarios para desentrañar la trama) sino un ritmo adecuado que nos guía de la presentación de los personajes al centro de un ovillo que se va desmadejando a medida que aumenta la tensión que nos conduce a un final sorprendente.

    Dentro de este estilo, las descripciones resultan muy gráficas y pictóricas y aunque a veces cae en tópicos literarios un tanto manidos, el resultado final trasmite la pasión con la que está escrita, así como las líneas básicas del carácter literario del autor: sencillez en el lenguaje, densidad en los contenidos, ritmo logrado, gusto por los detalles, enfoques cinematográficos y configuración de los personajes cercana y afectiva.

    Todo ello da como resultado una novela que se disfruta, que atrapa desde las primeras líneas y que no baja su intensidad narrativa sino, al contrario, va acelerando el pulso de una acción que se desboca en las últimas páginas, hasta caer en una resolución de la trama que deja los suficientes cabos sueltos para que cada lector pueda sacar sus propias conclusiones y, si me apuran, hasta dibujar el futuro que cada uno elija para los protagonistas de la historia.

  Una sugerencia final: la vida de El método Figueroa continúa con los comentarios que tanto los lectores como el propio autor van añadiendo en http://www.elmetodofigueroa.blogspot.com. 

   Aquí está el enlace a la publicación original en Anika entre Libros. 
    Nos seguimos leyendo.