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viernes, 9 de noviembre de 2012

BBF#7: "Entre amigas", de Laura Freixas, y "El lado frío de la almohada", de Belén Gopegui

    
    Como Elena, la protagonista de Hablar solos, de Andrés Neuman, me estoy acostumbrando a leer en estereo, como ella dice, y cada vez es más frecuente que el viernes llegue y yo esté compartiendo mis manos con dos libros diferentes. Claro que con los retos que me estoy marcando últimamente (a la fuerza obligan), no puede ser de otro modo. Para cumplir con mi #retomensual, mi #retodeestasemana era ambicioso: acabar Háblame, musa, de aquel varón, de Dulce Chacón, y leer al completo Una tienda en París, de Màxim Huerta, Entre amigas, de Laura Freixas, y El lado frío de la almohada, de Belén Gopegui. Acabados los dos primeros, ayer empecé los dos últimos, así que tengo el fin de semana para acabarlos. No son muy largos, por lo que espero cumplir mi reto. 
     Entre amigas cuenta, en primera persona, la historia de un ama de casa que ha renunciado a sus sueños. La carta de una vieja amiga, invitándola a la inauguración de su exposición, le hace pensar que ella sí ha luchado por cumplir sus sueños y que, por lo que parece, lo ha conseguido. A raíz de esa carta, recordará lo que se siente al estar entre amigas o, al menos, entre quienes se hacen llamar como tal.      

BBF#7

   Está una tranquilamente en su casa, un día gris, en la cocina caldeada, con el gato a los pies, troceando distraídamente una cebolla, con la vista puesta en los tres abedules del jardín, cuando de pronto, chispeando, azul y con estrellas, surge una aparición y a bocajarro le pregunta: ¿Quién eres? ¿Qué estás haciendo con tu vida? (“Entre amigas, Laura Freixas)
   La historia de El lado frío de la almohada parece más complicada y, de momento, me está costando más captar el hilo del argumento. Hasta ahora, sé que hay una chica que se llama Laura que ha muerto y que está relacionada con los exiliados cubanos y algunos grupos de oposición política en otros países, aunque aun no sé muy bien cuál es su papel. Laura es investigada por Philip Hull, un diplomático que parece un poco cansado de serlo y que, al menos esa es la impresión que da en las primeras página, juega a actuar al margen del sistema. No puedo contar mucho más. Así comienza:
   Mateo Orellán acababa de recoger una corbata y un pantalón de la tintorería.  A las nueve estaba invitado a una recepción en la Fundación Kiev y no tenía qué  ponerse. Aun contando con el pantalón y la corbata iba a costarle encontrar una  camisa bien planchada, una chaqueta decente. Inquieto por esta trivialidad entró en  la cocina y encendió maquinalmente la radio. Mientras preparaba un café escuchó  la noticia. (El lado frío de la almohada, Belén Gopegui)
      Son dos novelas diferentes que, de momento, me están gustando. Ya te contaré cómo acaban.
    Nos seguimos leyendo

2 comentarios:

  1. Hija de mi alma tu semana ha sido tan fructifera como esteril la mia pero no me quiero agobiar que luego termino odiando leer y es lo que más me apasiona

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    1. Sí, a veces pasa. Aunque yo, ahora mismo, estoy en el punto contrario: cuanto más leo, más quiero. Y, encima, más deprisa leo, así que he entrado en un circulo vicioso... maravilloso jajaja. Besos

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