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jueves, 18 de octubre de 2012

"La estrategia del agua", de Lorenzo Silva: Bevilacqua y las mentiras del amor

   Tenía programadas para esta semana las reseñas de las dos lecturas conjuntas que he hecho y por eso no he tenido ocasión, todavía, de felicitar a mi admirado Lorenzo Silva por su premio Planeta. No he leído todos los libros que ha escrito, pero sí muchos de ellos, tanto de la saga Bevilacqua y Chamorro como de su producción al margen de la novela policíaca. Y la verdad es que ninguno de los que he leído hasta el momento me ha decepcionado. La saga de Bevilacqua me encanta (me gusta mucho la novela negra, ya te habrás dado cuenta) pero es que del resto que he leído ninguno ha dejado de sorprenderme. La flaqueza del bolchevique me pareció brutal, en todos los sentidos: tanto por la historia que cuenta como por cómo la cuenta; La sustancia interior me dio muchísimos temas sobre los que pensar. Además, me pasó una cosa curiosa con este libro: habla sobre la construcción de una catedral y coincidió que lo leí en uno de los patios de la biblioteca de Toledo, situada en el Alcázar... así que era como si estuviera viendo lo que el libro me decía. Se creo que una conexión tan grande entre el contenido y el lugar en el que lo leí que ahora, siempre que pienso en él, casi no consigo recordar que lo que estaban construyendo era una catedral (he tenido que buscarlo por internet para asegurarme) porque lo que siempre creo que andaba levantando era el Alcázar de Toledo.
    En fin, que Lorenzo Silva me ha regalado mucho con sus libros, libros que voy dosificando para que no se me acaben en muuucho tiempo, porque me gusta leerle y disfrutarlo. Me gusta pagarle con la misma moneda: él se esfuerza por escribir obras diferentes, con estilos y argumentos distintos, y yo me esfuerzo por no devorarlos, por paladearlos, por sacar provecho a todo lo que me ofrece en cada uno de ellos.
    Mi pequeño homenaje a este grandísimo autor consiste en rescatar (como hago cada jueves) una de las reseñas que elaboré para Anika entre Libros. Esta vez, traigo hasta este blog mi lectura personal sobre La Estrategia del Agua, la que, hasta el premio Planeta, era la última entrega de Bevilacqua y Chamorro. Una novela que me gustó mucho y que indaga en uno de los temas de la actualidad que más me preocupan: la violencia doméstica.

LA ESTRATEGIA DEL AGUA
(La estrategia del agua, 2010)

Lorenzo Silva

Editorial Destino
Colección Áncora y Delfín

© Lorenzo Silva, 2010
© Ediciones Destino, S.A., 2010
1ª Edición, Marzo 2010

Género y tags: Novela, novela policíaca, novela negra, violencia de género, serie Bevilacqua/Chamorro
ISBN: 9788423342259
384 Páginas 


Argumento:

    El brigada Bevilacqua, ayudado por su inseparable compañera, la sargento Chamorro, investiga, en esta ocasión, un caso en el que nada parece lo que es. Un caso que tiene todas las trazas de ser un ajuste de cuentas se convierte en algo más, en mucho más, en una investigación llena de pistas falsas que propone una reflexión sobre los errores (conscientes o inconscientes) de la justicia y los límites (o la falta de límites) a los que llegan algunas personas cuando se les agota el amor.

Opinión:

   Antes que nada, vaya por delante que me encanta la novela negra en general y las desventuras de Bevilacqua y Chamorro en particular. Partiendo de esta base, me acerqué al libro con la seguridad que dan los hechos probados, con la certeza de que iba a encontrar algo que me iba a gustar. Pero mi sorpresa fue que no me gustó, que me encantó. Porque más allá de la mera investigación policial (base del género y, obviamente, uno de los desarrollos que me atraen de él, tensiones sexuales resueltas o no al margen) me topé con un caso que me dio que pensar y que me hizo ver las cosas desde puntos de vista distintos a los habituales.
     Estamos acostumbrados a ver determinados temas desde un solo punto de vista, a lo sumo, desde dos. Es lo que ocurre hoy en día, por ejemplo, con el gravísimo problema de la violencia de género. Los medios de comunicación nos ofrecen siempre la perspectiva de la víctima (siempre necesaria), la de familiares, amigos, vecinos, etc. (que completan el dibujo que se pretende hacer de la situación antes del hecho, de cómo vivían y se amaban o se dejaban de amar los tristes protagonistas de lo ocurrido) y cada vez menos (en buena parte, por consejo de los expertos, que creen que, en la lucha contra esta auténtica lacra social, se debe primar el protagonismo de la víctima frente al del agresor, con el fin de que éste no vea recompensada su acción con lo que puede pensar es su momento de gloria, su aparición estelar en la prensa o la televisión) el maltratador. En la mayoría de los casos, los protagonistas son los mismos: hombre maltratador, mujer víctima. Y el hecho que da lugar a la noticia, el mismo: la muerte de la segunda.
     Sin entrar a valorar si los medios deberían informar más o menos sobre sucesos de este tipo (que hay defensores y detractores de todas las posturas), el panorama sobre la violencia de género/machista/doméstica (las tres denominaciones son posibles, aunque introduzcan matices diferentes) que nos ofrecen los medios de comunicación se completa con reportajes más o menos amplios sobre centros para mujeres maltratadas, el punto de vista de los hijos, de los niños que son víctimas, de mujeres que lograron salir de ese infierno, de familias que han logrado rehacer sus vidas lejos de la violencia, etc…
     Pero muy pocas veces se nos ofrece la perspectiva de quienes abusan del más que necesario sistema de protección a las auténticas víctimas de malos tratos, la perspectiva de quienes mienten, engañan, falsean datos o presentan denuncias falsas sólo para conseguir un mejor acuerdo de divorcio, la custodia total de los hijos o, simplemente, denigrar al que un día fuera su media mitad. Y éste es, precisamente el marco en el que se mueven los personajes de La estrategia del agua, invitando a la reflexión más allá de las noticias, al descubrimiento de realidades diferentes a la que nos brinda la generalización o la tiranía de la dictadura de la mayoría.
     A pesar de todo, hay casos, como el suceso real que inspiró a Silva a la hora de escribir esta novela, que sí que saltan a las páginas de los periódicos y, sobre todo, a las causas que se mueven por internet. La obra no cuenta la vida de Miguel Ángel Salgado, pero lo que a él le sucedió fue la chispa que encendió la mecha de la novela, como explica el propio Silva en el epílogo, a modo de reconocimientos, del libro.
     Junto a la reflexión legal, policial o judicial, la (hasta el momento) última entrega de las investigaciones de Bevilacqua y Chamorro también nos incita a pensar sobre los límites del amor y del desamor, sobre lo devastador que puede ser para algunas personas despertarse una mañana y darse cuenta de que los sentimientos por su pareja ya no están ahí, lo destructor que se puede llegar a ser y lo que podemos llegar a odiar a quien antes tanto quisimos.
     Siguiendo el sendero que nos traza el siempre perspicaz, ácido y sorprendente pensamiento del brigada Bevilacqua (Vila para quienes tienen problemas con su apellido), y con la sabiduría que le prestan pensadores de la talla Sun-Tzu (o Sunzi) y su El arte de la guerra, el lector transita por los derroteros de una investigación policial aderezada con retazos de la vida de los protagonistas y detalles personales de los propios investigadores (detalles que van completando el retrato de Vila y Chamorro trazado por la totalidad de la saga).
     Lorenzo Silva vuelve a acertar con su ágil narrativa, su lenguaje directo, en el que tiene cabida toda la acidez y la mordacidad de un guardia civil que ya ha recibido más de un revés de la vida, y un estilo capaz de trenzar con buen resultado las reflexiones filosóficas de Sun-Tzu y las referencias más populares al contexto socio-cultural que nos proporciona el siglo XXI (y ahí están las alusiones a Ikea, a la serie The Wire, o la música para demostrarlo). 

   Enlace a la publicación original en Anika entre Libros. 
   Página oficial de Lorenzo Silva.
   Página oficial de Bevilacqua y Chamorro.
   Nos seguimos leyendo

6 comentarios:

  1. Pues no leí nada de él, pero claro, empiezan a salir admimadores y resulta difícil negarse. Gracias por todo lo que nos aportas sobre el autor. Besitos

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    1. Sí, suele ocurrir que cuando un autor gana un premio, al minuto le llueven los seguidores de toda la vida (también al contrario, le salen detractores de todos los rincones). En mi caso, es cierto que le conocí (literariamente, no he tenido el gusto de hacerlo en persona) hace.... pues calculo que unos diez años, más o menos. No recuerdo si "La sustancia interior" fue el primer libro que leí, creo que no, que el primero fue de la saga de Bevilacqua... pero aunque lo fuera, hace ya casi diez años que viví en Toledo, así que ha llovido desde entonces. En estos diez años, he regalado sus libros a gente que me importaba, porque me gusta hacer disfrutar a quienes quiero y, la verdad, ninguno se ha quejado, así que supongo que lo conseguí. Y como tú ya eres casi de la familia... pues también te lo recomiendo ;) jajaja.

      Besetes!

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  2. He leído el primero de la saga y me gustó mucho, quiero continuar con ella en cuanto adelante un poco otras lecturas

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    1. Yo he leído varios, creo que me falta solo uno (el anterior a este, precisamente). Pero lo malo es que los he ido leyendo según han ido cayendo en mis manos, sin orden, así que tengo la sensación de que no los he disfrutado del todo. Así que supongo que en algún momento de mi vida haré lo mismo que con Petra Delicado: leerlos todo del tirón y descubrir la historia tal y como Silva ha querido contarla.

      Besos!

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  3. He leído todos los libros de esta serie salvo, precisamente, este último que, sin embargo, tengo en casa esperando su turno
    Me encantan Bevilacqua y Chamorro!
    Besos

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    1. ¿Y a qué estás esperando??? A mí este caso me encantó (bueno, me gustaron todos los que he leído, la verdad). Pero al hablar sobre un tema que me interesa, pues como que el balance final es aún más positivo.
      ¡Ánimo! Lee este... que en seguida se nos viene el siguiente encima!! jajajaj.

      Besos!

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