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sábado, 5 de mayo de 2018

"El mapa de las prendas que amé", de Elvira Seminara: una propuesta sorprendente

 Me sorprendió mucho esta novela que reseñé para  Anika entre Libros, así que ahora la traigo hasta el blog. A ver qué te parece a ti.
https://www.megustaleer.com/libros/el-mapa-de-las-prendas-que-am/MES-078721#

Título: El mapa de las prendas que amé
Título Original: (Atlante degli abiti smessi, 2015)
Autor: Elvira Seminara
Editorial: Lumen Colección: Lumen Narrativa


Copyright:
© Elvira Seminara, 2015
© Giulio Einaudi Editore, S.p.A., 2015
© Penguin Random House Grupo Editorial, S.A.U., 2017
Traducción: Ana Ciurans Ferrándiz
Edición: 1ª Edición: Junio 2017
ISBN: 9788426403322
Tapa: Blanda
Etiquetas: intimista, literatura italiana, novela, reflexiones, relaciones personales, París, parejas, pasado, vecinos, condición humana, madres e hijas
Nº de páginas: 208


Argumento:

Eleonora escribe desde París una larga carta (que es, al mismo tiempo, diario e inventario de sus vestidos) a su hija Corinne, que está en Italia y que hace tiempo que no quiere saber nada de su madre. Palabra a palabra, Eleonora irá descubriendo su alma, sus errores y las condenas que ha tenido que pagar por ellos al mismo tiempo que le describirá la rutina de su edificio y de la zona parisina en la que vive y, lo más importante, le irá enseñando auténticas lecciones de vida y comportamiento a través del catálogo de vestidos que lega a su hija.

Opinión:

  La sobriedad, el minimalismo y el toque entre poético y romántico que transmiten la portada de este libro fueron lo primero que me atrajo de él. Y, una vez terminado, creo que todas esas impresiones que me produjo su parte externa se corresponden a la perfección con lo que la novela me ha ido generando a medida que ido leyendo.
  Elvira Seminara tiene una pluma envidiable. Su novela es poética, evocadora, tierna y certera al mismo tiempo. Solo con las escenas (que son casi casi meras impresiones más que una narración pura y dura) que va plasmando la protagonista en primera persona en esta suerte de carta/diario, la autora es capaz de retratar no solo el paisaje externo de Eleonora sino también su mundo interior. Y, lo mejor, al ser un relato construido a base de retazos, de la mezcla entre lo que cada vestido ha supuesto para la narradora y lo que le va ocurriendo en su día a día, el lector tiene un papel fundamental a la hora de ir reconstruyendo el pasado de la protagonista. E, incluso, su presente.
  El inventario de vestidos vertebra el relato y, al mismo tiempo, se convierte en una guía de vida que Eleonora lega a su hija Corinne, con quien no tiene muy buena relación desde hace años. La narradora habla de prendas de vestir, sí, pero esos comentarios se convierten en metáfora de la vida, del comportamiento de los seres humanos, de nuestras relaciones con los demás. Me ha encantado esta doble lectura y me ha hecho pensar en la poca importancia que le damos a las prendas que habitan nuestro armario cuando son parte esencial de nuestras vidas y están llenas de las emociones y las vivencias que experimentamos cuando nos vestían.
  En este sentido, cabe decir que en toda la novela hay una cierta reivindicación de los objetos que nos rodean, de todo lo material que está a nuestro alrededor y que tanto nos facilita la vida pero a lo que tratamos con desprecio o indiferencia. En algún momento, Eleonora también reflexiona sobre cómo podríamos trasladar la forma en la que tratamos a nuestros objetos a la manera en que nos relacionamos con los demás.
   Y eso, la reflexión, es una de las grandes bazas de esta novela que, en su desarrollo, viene a contar simplemente un periodo de la vida de la narradora, el que pasa en un piso de París. Obviamente, nos va presentando episodios de su pasado a través de flashbacks que nos permiten saber qué hace ahí en ese momento y qué pasó con su hija, pero tras cerrar el libro, sería incapaz de contar de principio a fin la vida de Eleonora. Nuevamente, solo sería capaz de reunir una serie de impresiones, de episodios sueltos que me sirven para entender lo que ha pasado.
   Lo que sí se me quedan dentro son algunas de las frases de Seminara y muchas de las reflexiones que plantea en la novela. Reflexiones sencillas sobre nuestro día a día y cómo nos comportamos con los demás que me han hecho pensar mucho sobre la forma de ser de los seres humanos. Y, por supuesto, el afán por las listas y por ordenar el mundo que tiene Eleonora.
  En definitiva, una novela impresionista, intimista y reflexiva que pone frente a los ojos el valor de los objetos y de nuestra ropa como metáfora de la relación que mantenemos con los demás y con nosotros mismos.
    Enlace a la reseña original.
   Nos seguimos leyendo.

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