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miércoles, 24 de junio de 2015

"Cocorico", de Marisa Núñez y Helga Bansch: la que has liado, pollito

http://www.oqo.es/editora/es/content/cocorico


Título: Cocorico
Autora: Marisa Núñez
Ilustradora:  Helga Bansch
Editorial: OQO
Género: álbum ilustrado
Páginas: 36
Publicación: noviembre 2014
ISBN: 978-84-9871-157-8

  Cocorico es un pollito que vive feliz con su madre. Un día, Mamá Gallina va a hacer un bizcocho y el pollito se ofrece a buscar leña para encender el horno. Cuando está en plena faena, aparece un gato enorme y malvado que lo quiere comer; pero Cocorico consigue salvar su vida prometiéndole la mitad de la merienda. Pasado el peligro, el glotón de Cocorico olvida el trato y se come el bizcocho entero. La mamá se enfada: “Va a venir Gato Pelado y te va a comer de un bocado!”. Entonces se oye un ruido en la puerta: es Gato Pelado que viene a por su mitad de bizcocho...
   OQO es una de mis editoriales infantiles favoritas. En ella encuentro muchos cuentos que me sirven para leer pero también para contar, con estructuras clásicas, retahílas y repeticiones que le vienen genial a la narración oral. Y, por si eso fuera poco (y por si cuento con libro), las historias suelen acompañarse de unas ilustraciones llamativas que captan la atención de los más pequeños y que acompañan perfectamente al texto.
    Llevo ya unos meses contando Cocorico en las diferentes sesiones que voy realizando. Es cierto que creo que gusta más a un público más pequeño (de dos a seis años) pero, en general, funciona muy bien, sobre todo si le pongo tensión al momento en el que el gato se acerca para cobrarse su deuda y el pollito y la mamá se esconden porque el glotón Cocorico no ha dejado ni las migas para el gato pelado.
   Me gusta este cuento (versión de la autora de un cuento tradicional birmano) porque mezcla picardía, ternura, la protección de una madre, el miedo que siente uno cuando se equivoca, glotonería y una pizca de suerte cuando uno más lo necesita; ingredientes todos ellos habituales en nuestra vida de cada día. Por eso creo que funciona bien, porque más allá de la historia y de la moraleja, es fácil identificarse con ese pollito que la lía no una sino dos veces: la primera, por seguir no las prevenciones de su madre y la segunda, por dejarse llevar por su capricho, por su glotonería. 
    La rima del gato pelado y las ilustraciones de gran tamaño y en las que predomina el rojo que contrasta con el blanco de la gallina, el amarillo de Cocorico y el negro del gato pelado completan el atractivo, visual y auditivo, de una historia sencilla pero llena de magia.
    Nos seguimos leyendo.

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