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viernes, 2 de marzo de 2018

"Reino de fieras", de Gin Phillips: una novela ágil, entretenida... pero un poco pobre



Título: Reino de fieras
Autora: Gin Phillips
Editorial: Suma de Letras
Género: novela, thriller psicológico
Páginas: 300
Publicación: enero 2018
ISBN: 9788491291886

  Lincoln es un buen niño. Con cuatro años es curioso, inteligente y bien educado.
Hace lo que su madre le dice y sigue las normas.
«Hoy las reglas son distintas.
Y las reglas dicen que nos escondamos
y no permitamos que el hombre del arma
nos encuentre.»

  Cuando un día feliz en el zoo se convierte en una pesadilla y Joan se ve atrapada con su hijo, deberá hacer acopio de todas sus fuerzas y encontrar el coraje para protegerlo a cualquier precio; incluso si eso significa cruzar la línea entre el bien y el mal, entre la humanidad y el instinto animal. Una línea que nadie imaginaría nunca traspasar.
  Pero, a veces, las normas son diferentes.
   Uno de mis propósitos de este año era apuntarme a menos líos literarios pero, la verdad, no pude resistirme a esta lectura conjunta (con sorteo incluido) de Adivina quién lee, Libros que hay que leer, Lectora de tot, El templo de la lectura y Polvo de Libros. Me parecía que la novela podía estar bien y, aunque al final no ha sido lo que esperaba, la verdad es que es una lectura fácil y amena.
   Digo que no ha sido lo que esperaba porque, aunque el planteamiento es genial (una madre que se queda atrapada con su hijo en un zoo en el que han entrado unos hombres armados que están disparando a todo el que ven) me parece que, al final, se queda en la pura anécdota. Voy a ver si me explico.
    Por una parte, he echado de menos más reflexión o, no sé, más enjundia, podríamos decir, moral. Yo me imagino a mí misma quedándome encerrada en un zoo con Lucía y se me ponen los pelos de punta con los peligros y las decisiones que tendría que tomar, empezando por el comportamientos de los propios animales (que aquí parecen de cartón-piedra) y continuando por qué hacer con la gente con la que te podrías encontrar. En este sentido, sí hay un par de momentos en los que Joan tiene que tomar decisiones pero, no sé, me ha dado la impresión de que no se ha profundizado en ellas, que han sido como una pequeña piedra en el camino en vez de una oportunidad para explorar el alma humana y, tal y como dice la faja que acompaña al libro (cito textualmente: "Cuando el mundo es una jungla, las madres se convierten en leonas"), a qué está dispuesta una madre con tal de salvar a su hijo. Aquí, a esconderse y correr... poco más.
   Por otra parte, creo que está desaprovechado el móvil de los asaltantes. Hay una cosa que sí me ha gustado del libro y es que durante las primeras 70 páginas el foco del narrador (en tercera persona omnisciente) está centrado exclusivamente en Joan y en Lincoln. Creo que ese cierre del foco narrativo le da mucho realismo (si la situación fuera real, si te pasara a ti, solo podrías saber lo que ves o escuchas o notas en un entorno cercano; aunque es verdad que durante una parte de la novela incluye el teléfono móvil como medio de conexión con el mundo exterior y como forma de saber qué se cuenta fuera sobre lo que ocurre dentro) y, además, crea una sensación catastrofóbica en el lector (potenciada, además, por el reloj que encabeza que capítulo) que hace que te sientas identificado con la protagonista y que casi vivas a tiempo real lo que está sufriendo ella. 
   Este cierre de foco se rompe, como digo, a partir de la página 70, cuando la autora introduce un par de capítulos centrados en otros personajes, que no sabemos quiénes son, pero que o están en la misma situación de Joan o son una de las personas que están disparando en el zoo. Y ahí viene mi problema: si ya has abierto el foco, aprovéchalo. No te quedes en un par de capítulos de vez en cuando, haz que esos otros personajes también sean importantes. Sobre todo porque el personaje de Joan también se me queda un poco corto (quizá por lo que he dicho antes: su falta de profundidad) y, a la mitad del libro, me ha empezado a cansar un poco, la verdad.
    A lo mejor también tiene algo que ver el manejo del ritmo que hace Phillips. Al principio, el ritmo es bastante lento. Sí, estamos en una situación de emergencia, trepidante por definición, pero Joan hace poco más que esconderse. A ver, que a lo mejor eso es lo que haríamos todos en su lugar pero (quizá por eso) no creo que nunca se escribiría un libro sobre mí. Luego, más o menos hacia la mitad de la novela, empiezan a pasar cosas y el ritmo empieza a elevarse para acabar en un final, ahora sí, frenético. Este ritmo me ha hecho pensar que se trata más de un trhiller psicológico que de un thriller de acción, aunque al final se aproxime más al segundo modelo. Pero, aún así... no sé, le falta algo.
    Finalmente, creo que al entorno hostil que se nos presenta le falta algo más de dramatismo o, al menos, que suframos dolor, más allá de la incertidumbre o la angustia de la persecución. La trama lo pedía a gritos. Y creo que el concepto global del libro, también.
     Así que, resumiendo, me ha parecido una lectura fácil y muy muy ágil, sí; entretenida, también... pero que se me queda muy corta. Al final cierro el libro y me quedo como estoy. Los personajes no han pasado por mí y la angustia que me han contagiado se ha evaporado sin dejarme cicatriz. Y no hay cosa que más me disguste de un libro que terminarlo y decir "pues vale. A otra cosa, mariposa".
     Nos seguimos leyendo.
   Agradezco a Polvo de Libros que organizara el sorteo en el que he ganado esta novela y a la editorial que me enviara este ejemplar.